La sostenida subida en las preferencias electorales de Julio Guzmán, ocasiona bajas en César Acuña, PPK y Alan García, y abre una línea que no estaba muy clara o estaba escondida en el grupo de arriba: el antifujimorismo y el antiaprismo. A enero y comienzo de febrero, ni Acuña, ni PPK, ni García pintaron dicha línea divisoria; no era necesario pues no había cuco alguno.
 
El pequeño giro hacia arriba de Verónica Mendoza y Alfredo Barnechea, en el grupo de abajo, todavía no sirve para modificar en algo el escenario electoral. Ambos, no han sabido capitalizar el voto antifujimorista y antiaprista, que no es poca cosa.

 
Este voto anti se inclina principalmente por Julio Guzmán y, en menor medida en Verónica Mendoza y Alfredo Barnechea. Guzmán y Mendoza son los rostros nuevos en estas elecciones, pero el discurso de ésta (por ejemplo antiminero en un país donde las tres cuartas partes de su población no lo es) aleja a la población que sostiene el anti. Si Guzmán sigue subiendo, lo cual es muy probable, pondría en seria dificultades a Acuña, García, Mendoza y Barnechea, que no solo engrosarían el grupo de abajo si no haría muy amplio el grupo de los “fuera de juego”.
    
Las situaciones irregulares, por decir lo menos, de las candidaturas de Julio Guzmán, César Acuña, Alan García, con muy serias denuncias, que tienen enfáticas relaciones con el campo de la ética, no desanima mucho a sus potenciales electores, sobre todo de Julio Guzmán. Esto es grave y hace recordar la célebre frase “no importa que robe, con tal que haga obra”. La moral en la cosa pública no es un asunto que interese mucho a los electores peruanos. Lo grave para la izquierda y el progresismo, es el hecho que tampoco muestra capacidad de capitalizar esta bandera, que en el fondo es la bandera de la lucha contra la corrupción y el respeto a la institucionalidad democrática.
 
En sentido pragmático las preferencias electorales hacia Julio Guzmán son la versión “no importa que no cumpla las reglas y los procedimientos, con tal de restar votos a Keiko Fujimori y Alan García”. Más aún, pretendiendo culpar de la irregular situación del grupo político de Julio Guzmán al Jurado Electoral, lo cual es una ingenuidad mayúscula pues con las mismas normas y los mismos procedimientos la institución electoral ha conducido exitosamente siete procesos electorales continuos.
 
Respecto de las listas congresales, el cuadro es patético. Cambios de camiseta al por mayor. Los que surgieron como movimientos regionales, en alternativa a la crisis política y el centralismo, son hoy la fuente que nutre ese cambio de camiseta. Los movimientos regionales de los 90´ y de este siglo, ya no son los espacios democráticos y de renovación. Pasaron a ser parte de lo más turbio de la crisis política, pintando su camiseta de varios colores según la ocasión. Asistimos también a la dispersión de estos movimientos, a la profundización de su estilo comercial y a la fragmentación de sus liderazgos.