Bolivia:“Janine no cayó del cielo para salvar la democracia boliviana”

Por: 

María Galindo*

Fue en una reunión en la universidad católica que una vez más se mancha de sangre y vergüenza donde se reunieron: el embajador de Brasil como representante de los intereses norteamericanos y de Bolsonaro, Tuto Quiroga como representante de la CIA, Fernando Camacho como cabeza del fascismo y como dueño del proceso de derrocamiento de Evo Morales, no estoy segura pero parece ser que Carlos Mesa también estuvo allí metiendo la pata, Waldo Albarracín y seguramente alguno más pisoteando toda institucionalidad, con la bendición de la cúpula de la iglesia católica, decidiendo a puerta cerrada quien debía suceder a Evo Morales.

Necesitaban alguien funcional a todos, dispuesto a matar gente por si hubiera alguna revuelta, dispuesto a asumir el cargo con los militares en las calles, alguien que se dejara imponer gabinete de asesinos y asaltantes, necesitaban una persona manejable que funcione como trapo de piso con cuyo nombre limpiar el golpe de estado. Es ahí que suena el nombre de Janine Añez; una senadora periférica de la derecha, que jamás había jugado papel alguno que no sea defender a sus jefes, hacer declaraciones racistas y obedecer. Tuto Quiroga la llama, le manda un avión y  Añez acepta siempre y cuando se le pague entre doscientos a trecientos mil dólares por el riesgo de vida que suponía asumir el cargo.

Se le paga, se le imponen l@s ministr@s y el machito de Camacho entra con ella al Palacio, llevando la Biblia en alto que se utiliza una vez más en la historia como instrumento de legitimación y manipulación al mismo tiempo.

Janine empieza a “gobernar” con los ojos vendados, cuando se da la reunión con los movimientos sociales para “pacificar” el país es el ministro de la presidencia Jerjes Justiniano quien conduce esa reunión mientras Janine exhausta se retira a dormir, el ministro anuncia que la presidenta desmilitarizara el país y firmara la ley de garantías que hoy se niega a promulgar porque en aquel momento gobernaba Justiniano y ella obedecía.

Ahora que ha decidido candidatear y capitalizar para sí misma el gobierno de transición, la falsa pacificación y la convocatoria a elecciones; Tuto Quiroga, Camacho, CONADE y Mesa le recuerdan el contrato no verbal de sumisión que firmo con la mirada el momento de asumir la presidencia. Mesa dice que el disimulo del golpe quedara destapado, Tuto sufre porque ha sido él el utilizado y no al revés, CONADE habla de ética cuando el pacto con Janine fue anti ético y por fuera de las instituciones democráticas. Lo que se decidió entre las paredes de la Universidad Católica debió decidirse como cuando escapó Sánchez de Lozada, entre las paredes del parlamento, lo demás es golpe de estado porque ninguno de los patriarcas allí presentes tenia legitimidad, ni mandato alguno para decidir la sucesión que en el país correspondía y porque lo hicieron de espaldas a la gente y en secreto cuasi delincuencialmente.

Es por eso importante conocer el contexto de la renuncia de Adriana Salvatierra; ¿por qué realmente renunció?, ¿por qué no asumió ella la presidencia con el compromiso de llamar a elecciones y nombrar nuevo tribunal electoral? ¿Por qué no se recibió en el senado la renuncia de Adriana y se nombró allí nueva directiva para definir quien asumiría como presidenta del senado la presidencia interina?

Janine, hoy al candidatear está siendo desleal con sus empleadores que le pusieron en bandeja la presidencia subestimándola. Sabe que se las debe, pero al mismo tiempo sabe que la usaron para el trabajo sucio, por lo que se siente en el derecho de utilizar a su favor y a favor de su clan lo conseguido. Sabe que nadie romperá el silencio porque todos necesitan esconder la mano.

Creen tenernos engañad@s porque nos han desinformado y porque resulta imposible saber qué cosa realmente ha pasado en Bolivia entre bambalinas. El MAS tampoco es una víctima triste y perseguida por el imperialismo, Adriana le debe una explicación al país y Evo, Álvaro y l@s ministr@s que salieron huyendo también.

La candidatura de Jeanine le suma al proceso mediocridad que ya hay en abundancia, pero sirve como prueba de lo que ya sabíamos: “todo lo que dije e hice es mentira y todo lo que diré y haré también”.

* Activista boliviana, psicóloga y comunicadora. Esta columna fue censurada por el periódico Pagina Siete.
Publicado en la página http://atilioboron.com.ar/

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