¿Una “nueva diplomacia”?
Alberto Adrianzén M.
La reciente carta pública firmada por algunos excancilleres y exvicecancilleres de nuestro país me parece extraña, por no decir esotérica, y además equivocada. Extraña porque nadie, ni aquí ni en Bolivia, ha planteado una "República Aymara", menos fracturar el Perú y muchísimo menos modificar la conformación de estos dos países y otros para crear o fundar una América plurinacional similar a lo que existiría en Bolivia. Me parece que estos planteamientos no sólo son expresión de temores infundados sino también producto de prejuicios macartistas ausentes cuando los firmantes ejercieron cargos públicos.
Equivocados porque abonan a una polarización ya no solo nacional sino internacional que solo es útil para los sectores de ultraderecha en nuestro país y en la región. Además, representan una fractura con lo que ha sido la tradición diplomática de nuestro país basada en el respeto a la soberanía, a la democracia, la no injerencia, un "nacionalismo latinoamericano" y en la integración regional.
De otro lado esta carta coincide con las declaraciones de la presidenta del Congreso en España que afirma que el Perú ha sido capturado por el comunismo y el pedido al Congreso de ese país para que declare ilegitima la elección de Pedro Castillo; así como también declaraciones de otros opositores al gobierno que han pedido la intervención de EEUU para frenar esta supuesta amenaza.
Todas estas declaraciones no solo pretenden deslegitimar al gobierno, sino que abonan a crear una atmósfera, incluso internacional, favorable a la vacancia presidencial. No me extrañaría que también busquen influir en la segunda vuelta electoral en Chile, agitando el fantasma del comunismo y de la llamada "República Aymara".
Sería oportuno que la cancillería publique un comunicado señalando que esta carta firmada por los ex diplomáticos, así como las declaraciones de la propia Presidenta del Congreso en España y de otros opositores, son expresiones personales que no reflejan la política exterior de un gobierno que sido elegido legal y legítimamente y que busca transformar el país y avanzar en el proceso de integración de los pueblos y naciones de América Latina.
Finalmente vetar la presencia de Evo Morales, un ex presidente democrático, en nuestro territorio es una ofensa al hermano país de Bolivia. Y si bien la reunión de RUNASUR en el Cusco del 20 y 21 de este mes ha sido “postergada” por razones “políticas” pedir que se prohíba la llamada RUNASUR y que el Congreso declaré al expresidente boliviano Evo Morales “persona no grata”, expresan comportamientos poco democráticos e intolerantes. Los peruanos y bolivianos, así como dirigentes políticos y sociales de otros países, tienen todo el derecho a reunirse y discutir sus problemas. Así como lo hacen los grupos religiosos y políticos conservadores a nivel de América Latina para planificar sus ofensivas contra la democracia y los derechos en la región. Y allí si nadie se rasga las vestiduras y más bien los medios, los partidos de derecha y hasta el Congreso les abren las puertas y los aplauden.