¿Y la crisis tributaria del país?
Desde el inicio de la crisis internacional, la autoridad económica fiscal del país, al igual que las de la región y el mundo, tomó una postura de reacción keynesiana.
Así, recién en febrero de este año, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) implementó el Plan de Estímulo Fiscal (PEF) con la finalidad de incrementar el gasto público y paliar los efectos del período contractivo del ciclo económico internacional.
A partir de ese momento, la opinión pública centró la atención en el monitoreo de la implementación de dicho paquete fiscal expansivo, pero poco o nada se habló con respecto a la segunda herramienta fiscal disponible: la política tributaria. Fueron pocas las voces que abogaron por una reducción impositiva que sirva de complemento al PEF y a diferencia del resto de países de la región –incluidos Chile y Colombia- solo Perú y Venezuela no redujeron impuestos¹.
Esta negación, incluso en tiempos de crisis, del tema impositivo, en el país tiene como telón de fondo la nula voluntad política por parte de la autoridad fiscal en tratar el tema de la reforma tributaria. Pero ¿por qué el tema tributario es tan “espinoso”? De acuerdo a la teoría impositiva², la política tributaria refleja en última instancia la función de bienestar social de un país y por ende las premisas subyacentes sobre el tema de la justicia y equidad en una sociedad.
Veamos algunos hechos estilizados: Desde el primer trimestre de 1990 al segundo trimestre de 2009, en promedio, el componente de impuestos indirectos representó el 67% del total de ingresos fiscales mientras que los ingresos directos solo el 23% y otros ingresos el 10%. Esta información desnuda el fuerte componente regresivo en la recaudación tributaria. Sin embargo, hay que reconocer el sesgo progresivo en la recaudación de los impuestos indirectos con la exención al pago del Impuesto General a las Ventas (IGV) en los alimentos de primera necesidad que son el principal componente en la cesta de consumo de la población más pobre del país.
En segundo lugar, de acuerdo a la base de datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en el intervalo 1990-2008 el Perú ha sido el segundo país con el menor incremento en su recaudación impositiva (aparte de la disminución ocurrida en Venezuela y México) como porcentaje de PBI situado solo por encima de Ecuador (ver cuadro).
Un fuerte componente regresivo y la poca capacidad recaudatoria de la autoridad tributaria, desde la década de los noventa a la fecha, desnudan un permanente desdén político para aplicar una verdadera reforma tributaria.
Finalmente, revertir el componente regresivo en la recaudación, ampliar la base tributaria en base a políticas lideradas por la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) (que controle acciones elusivas y evasivas de los agentes económicos), paliar la fuerte dependencia de la recaudación con respecto a los shocks externos (fortaleciendo el mercado interno) y descentralizar la recaudación tributaria empoderando a las autoridades regionales en línea con el proceso de descentralización fiscal, son medidas que debieran empezar a discutirse, más aún con la actual coyuntura económica y política del país. Y de esta forma no solo concentrar la atención en la evolución del gasto público sino también en la “siempre olvidada” reforma tributaria.
¹ Dicho tema se aborda en el Infodiario número 116 : ¿Y nuestro milagroso MEF?
² Stiglitz Joseph (2000), “Economics of the Public Sector, 3rd edition”. Antoni Bosch, editor,S.A.
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