El claro triunfo del oficialismo en las últimas elecciones municipales en Venezuela muestra la consolidación del chavismo a pesar de la cuestionable política económica del gobierno de Nicolás Maduro.

Según las cifras divulgadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados han logrado conquistar 196 alcaldías (contra los 53 de la opositora Mesa de la Unidad Democrática - MUD). El porcentaje de votos por organización política es como sigue: el PSUV obtuvo el 44.16% del voto total (4.584.477 votos) y el MUD sacó el 40.96% (4.252.082 votos). El reporte de votos por alianza política también muestra un panorama fuertemente polarizado: PSUV + Alianzas obtuvo el 49.24% de votos frente a un 42.72% conseguido por el MUD + Alianzas. Casi 7 puntos de ventaja. Cabe recalcar que la votación en Venezuela es voluntaria y en estas elecciones la participación se ha acercado casi al 59% del electorado.

Estas elecciones demuestran que el pueblo Venezolano no olvida a Hugo Chávez y los beneficios de políticas sociales como la erradicación de la deuda social, la redistribución de la riqueza y la disminución de brechas en educación, salud y vivienda.

Pero no todo lo que brilla es oro. Desde que el presidente Maduro llegó al poder se han tomado medidas económicas que han generado desconcierto dentro como fuera de Venezuela. El control de precios y la imposición de un margen de ganancia para evitar la usura generan distorsiones en el mercado. La demanda es grande, pero la oferta poca. Una solución que reclaman los comerciantes es que se establezcan precios según las estructuras de costos y donde el margen de ganancias permita que el mercado fluya, de esa forma evitar el aumento en el desabastecimiento de bienes. Además, el gobierno debe cargar con un tema estructural de fondo: Chávez no logró romper la monodependencia de un país que sigue exportando básicamente un solo producto –petróleo– a básicamente un solo destino –Estados Unidos. Mientras tanto, según versión oficial, la oposición venezolana estaría impulsando una estrategia para desestabilizar al gobierno, promoviendo el desabastecimiento de bienes, una inflación inducida, la fuga de capitales y un mercado ilegal de dólares.

Aunque el chavismo perdió en capitales importantes como la Alcaldía Mayor de Caracas (que engloba a los cinco municipios capitalinos) y Maracaibo (la segunda ciudad), la oposición ha sufrido un duro revés en estas elecciones que parece ha caldeado los ánimos políticos. El actual panorama en Venezuela es preocupante por la polarización política que se vive. El discurso del principal líder opositor, Henrique Capriles, luego de los resultados electorales, señalando que “Venezuela es un país dividido” muestra un camino pedregoso para construir la democracia. 

Nicolás Maduro tal vez no esté utilizado las mejores herramientas para estabilizar la economía del país bolivariano, pero eso no implica desconocer el reciente triunfo obtenido y que le otorga tranquilidad para gobernar ya que echa por tierra el objetivo mayor de la derecha: convertir estas elecciones en un plebiscito para debilitar a Maduro y, virtualmente, sacarlo del gobierno.

Fortalecer las instituciones democráticas y superar la polarización política- recomendación realizada por UNASUR -, es un reto que tienen por delante el gobierno y la oposición, esperemos que la situación actual encuentre un cauce de diálogo por el bien de los venezolanos.