¿Qué vida le queda a García después de Bagua?

Los sucesivos golpes que recibió García la semana pasada se convirtieron en una derrota en  toda la línea con la derogatoria de los decretos por el parlamento el jueves 18 de junio. Esta no es una derrota cualquiera, es la primera derrota estratégica del gobierno aprista en sus tres años de gobierno y el primer golpe contundente que recibe el modelo neoliberal desde que volvió la democracia hace casi nueve años.
¿Hay vida para García y el modelo neoliberal después de esta derrota estratégica? (y los ponemos juntos porque ha sido el propio García el que ha unido su suerte a un modelo que inicialmente le era ajeno) Sí, definitivamente, García y el modelo pueden sobrevivir a este golpe y rearticularse políticamente. Primero, porque es el primer golpe fuerte que reciben y sus recursos, especialmente económicos, así como la reserva de aliados empresariales e internacionales, es todavía muy importante. Segundo, por el hecho de que se han enfrentado a un movimiento social y no a una alternativa política, por lo tanto, más allá de la fortaleza presente del movimiento amazónico y la consecuencia de sus dirigentes, siempre es pasible de maniobras envolventes que lo terminen comprando o integrando al sistema dominante.
Pero esta vida no es solo ni principalmente un tema de recursos. García y el modelo tienen futuro en tanto puedan continuar construyendo el escenario excluyente que han estado planeando para las elecciones generales del 2011. El Presidente ha sido muy explícito al respecto en meses anteriores, él no puede elegir al próximo Presidente del Perú pero puede evitar que sea quien él no quiere. En este sentido la maquinaria oficialista, con el famoso discurso “antisistema” y el enjuiciamiento criminal a potenciales candidatos,  ha estado buscando una exclusión abierta. Este es el camino que ahora, con la derrota comentada, se complica en grado sumo.
Quizás si el elemento más importante de esta complicación es que la oposición en el país se empieza a identificar con la oposición al neoliberalismo. La ganancia inmediata de Ollanta Humala y el nacionalismo en esta última coyuntura así lo confirman. Keiko Fujimori pierde perfil contestatario, si alguna vez lo tuvo, y hasta el neoliberalismo light de un potencial candidato como Toledo va a tener que radicalizarse si quiere ganarse alguito. Una oposición así reconocida, que podría empezar a crecer si Humala u otro candidato similar se pone a la altura de las circunstancias, cambia las condiciones del juego político, no sólo en este gobierno sino en esta democracia.
¿Podría soportar García una oposición antineoliberal? De ninguna manera, porque colisiona con sus planes de manejar el 2011. Por lo tanto,  para tener vida después de esta coyuntura debe usar todos sus recursos para evitar que tal oposición antineoliberal se constituya y eventualmente se desarrolle. Para ello serán buenas todas las alianzas posibles con Keiko, con Lourdes, con Castañeda, hasta con Toledo si sirve para el caso. Porque este país está lleno de “punteros mentirosos”. En otras palabras a García no le queda, como ha señalado Alberto Adrianzén, sino declarar la guerra, en el sentido político del término, para avanzar. Esto es, usar todos los recursos del Estado contra la posibilidad de la oposición anti neoliberal.   
Ahora bien, las posibilidades de García están dadas por las posibilidades de su nueva oposición. ¿Sabrán los que han ganado de la oportunidad que tienen entre manos? Y mejor todavía ¿estarán dispuestos los ciudadanos del Perú, luego del aprendizaje de las últimas semanas, a darle oportunidad política a una alternativa distinta a las que han existido en los últimos veinte años?

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