Leyendo los diarios de los últimos días hemos caído en una duda. Tal parece que en algún momento de nuestra historia republicana, uno que no recordamos, tuvimos a un presidente llamado Facundo Chinguel que, haciendo uso de su potestad presidencial concedió indultos a narcotraficantes. No explicamos de otro modo que en la mayoría de medios se señale con particular énfasis que uno de los 16 detenidos con las cuatro toneladas de cocaína decomisadas en el Puerto de Paita fue Edwin Valenzuela, un “indultado por Chinguel en el año 2010”. A menos que nos haya asaltado un ataque de amnesia poco común y colectiva, en Otra Mirada nos preguntamos el porqué de esta afirmación que dista de la realidad.

Según la constitución, la concesión de un indulto de cualquier tipo es potestad únicamente del Presidente de la República. Entre los años 2008 y 2010, Facundo Chinguel fue el Presidente de la Comisión de Gracias Presidenciales. Este grupo de trabajo se encarga de proponer al Presidente a quién indultar o conmutar la pena. Dicho período (2008 – 2010) coincide con ser aquel en que se concedió la mayor cantidad de indultos presidenciales a los acusados por tráfico ilícito de drogas. Ahora, con el acertado rótulo de “narcoindultos” sabemos de qué estamos hablando.

Sin embargo, cuidado con caer en la ligereza en la que incurren nuestros amigos de la prensa. Facundo Chinguel no concedió, porque no podía hacerlo, ningún indulto. El responsable político y directo de cada uno de los indultos concedidos es Alan García, el ex presidente quien, haciendo uso de esta potestad presidencial, decidió por motivos que no terminan de estar claros, dejar libres o reducir penas a aproximadamente 5000 condenados.

Hacemos esta precisión porque no podemos permitir que la realidad sea contada de manera antojadiza, pero también porque esta, aparentemente “leve”, distorsión de las cosas forma parte de una estrategia mucho más amplia que hemos visto durante los últimos días. Una mediante la cual el aprismo busca limpiar a su líder y salvarlo de una inhabilitación para candidatear en las elecciones del año 2016.

El día domingo en el programa Panorama, el ex recluso Carlos Butrón Dos Santos, conocido como “Brasil”, señaló que lo presionaron para declarar en contra de Alan García y Facundo Chinguel. Estas nuevas declaraciones constituyen un cambio de versión respecto de aquello que señaló de manera extraoficial meses antes. No obstante, dado que la variación de su testimonio no se ha realizado ante una autoridad judicial sus declaraciones, y los documentos, siguen siendo consistentes. Además, se cuenta con otros testimonios que corroboran la versión inicial de “Brasil”.

Sin embargo, en términos políticos, es claro que con la variación de las declaraciones se ha buscado golpear la credibilidad de la Megacomisión. No podemos definir las razones que motivaron este viraje por parte de “Brasil”, pero sí podemos afirmar que no es la primera vez que vemos estrategias en la misma línea. Recordemos cuando el mismo Alan García buscó ampararse en la falta al “debido proceso” para que se anularan sus declaraciones iniciales en la Megacomisión, declaraciones en las que, por cierto, dio un espaldarazo único a Facundo Chinguel.

Todo indica que esta nueva jugada va dirigida en el mismo sentido. Veremos si prosperará o si las pruebas que la Megacomisión tiene son suficientes para mantener la denuncia hasta el final. Sergio Tejada, presidente de la misma, enfrenta ahora una denuncia penal debido al viraje de “Brasil”. Esta era, sin embargo, una maniobra que llegaría tarde o temprano. Lo cierto es que la Megacomisión, al investigar el caso de los “Narcoindultos” nos ha presentado por primera vez a un Alan García asustado. Y eso significa algo. A fin de cuentas, como señalamos al inicio de este texto, el único autorizado para otorgar indultos fue Alan García. Le guste o no, los 5000 narcoindultos son responsabilidad suya.