El país comienza el año como terminó el anterior, con una ofensiva derechista que tiene un solo objetivo: la impunidad para la corrupción en las alturas que les permita seguir manejando el país y poner a alguien que controlen en el gobierno en las elecciones del 2016. La coalición derechista junta al APRA con el fujimorismo y el grupo El Comercio como ejes, además suma otros grupos según la ocasión, tecnócratas y grandes empresarios especialmente, y cuenta con importantes contactos en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. En lo inmediato se enfrentan al gobierno de Ollanta Humala, no porque los separe nada sustantivo, ambos defienden el modelo y practican la misma forma de hacer política, sino porque chocan en las ambiciones personales de Ollanta y Nadine por quedarse y de Alan y Keiko por regresar al poder.

La coalición derechista está a la ofensiva ayudada por un gobierno sin reflejos políticos y una izquierda sin capacidad de respuesta rápida en la coyuntura. En lo inmediato buscan bloquear dos comisiones claves de investigación en el Congreso, la megacomisión y la que investiga a López Meneses, porque no les interesa que ninguna  llegue a nada, ya que la inhabilitación a García o el develamiento de los poderes en la sombra puede perjudicarlos. En esta última – la Comisión López Meneses- parece que Palacio tampoco se muestra muy entusiasta. Asimismo, la coalición apura la acusación contra Toledo porque lo consideran parte de otra correlación política ajena a la suya y por las mismas razones personales más cercana al gobierno de Humala.

Una pieza clave en esta ofensiva es el control monopólico de la prensa por parte del grupo El Comercio. La carencia de partidos políticos en las últimas décadas hace que los medios cumplan un rol central en poner la agenda pública y desarrollar campañas de demolición contra los adversarios, por lo tanto tener al grupo mediático más importante de su lado es fundamental para esta coalición. El problema es que el grupo El Comercio se afianza con una concentración en la prensa escrita (78%) que muchos consideran ilegal a lo que suma la propiedad cruzada de los canales 4 y N. Para sortear la situación no les queda sino evitar el debate y calumniar a los adversarios diciendo que quieren afectar su libertad de expresión.

Para evitar cualquier contra ataque han inventado el cuco del golpe de Estado. Cualquiera que quiera responderles empieza a formar parte de una conspiración golpista. Y en este proceso han reconvertido a Humala en velasquista, no sabemos cómo, después de abandonar el programa de la gran transformación y no tener hoja ni ruta, pero reaparece como velasquista. Sin embargo, el que haya abandonado el velasquismo no quiere decir que no juegue con la ilusión de tener poder militar, sobre todo ahora que su promoción está en puestos altos. Faltaría averiguar nomás en esta relación Humala-Fuerzas Armadas quién es el jefe. Por otra parte, esto no quiere decir que apristas y fujimoristas hayan perdido el gusto por la desestabilización. Siguen los rumores de una huelga policial acicateada por el Apra y continúan los fujimoristas con sus loas al cinco de abril. Además, imagínense un Alan García al borde de la inhabilitación, mejor ni pensar en el ataque que le puede dar.

¿Qué impide que esta coalición derechista cumpla sus objetivos? Ante la ausencia de un movimiento democrático solo las ambiciones de la pareja Humala-Heredia que continuarán huyendo hacia adelante porque ese es el único camino que les queda. Esa es la situación de nuestra política solo unas ambiciones pueden oponerse a otras ambiciones. De allí la urgencia de un gran movimiento contra la impunidad para que las investigaciones no se vayan a pique, de allí la urgencia también de un amplio debate sobre la concentración de los medios de comunicación, de allí por último la necesidad de continuar luchando contra la criminalización de la protesta social para que la política no se quede en los pasillos del poder.