TLC con Chile en la mira

Luego del escándalo del espía peruano, destapado durante el fin de semana antepasado y cuyo eco sigue resonando a lo largo de toda esta semana,

 ministros como Mercedes Aráoz y compañía insisten en la importancia de mantener las relaciones comerciales con Chile tal como estaban y mantener, por tanto, la política de cuerdas separadas, a todas luces absurda. Es preciso, contra los deseos de ciertos ministros, que el tema del Tratado de Libre Comercio con el vecino del sur, vigente desde marzo de este año, sea puesto en la mira.
Como afirmamos en el infodiario No 8 “TLC con Chile es Bamba”, se trata de un TLC que es “tratado” en Chile y “acuerdo” en el Perú. Esta figura ha permitido que el Presidente Alan García pase por alto al Congreso de la República, lo cual es ilógico pues en el tratado se abordan temas relacionados directamente con la soberanía nacional, por lo cual es preciso contar con la aprobación del Poder Legislativo para que el acuerdo entre verdaderamente en vigencia. En pocos días, el Tribunal Constitucional (TC) fallará respecto a si el método utilizado en el Perú para hacer vigente este tratado fue o no legal.
Recordemos, sin embargo, la reacción chilena respecto a este TLC para notar que la política de las cuerdas separadas es una ridiculez peruana. Cuando el Estado Peruano presentó ante la Corte de la Haya la demanda marítima contra el Estado Chileno la reacción del país vecino fue, lógicamente, política: se congeló la firma del TLC con Perú. Esa es la razón por la cual hay una diferencia de poco más de un año entre la firma del acuerdo por parte de los poderes ejecutivos de ambos países y la aprobación del mismo por el Congreso chileno. Ahora que el escándalo del espía peruano ha surgido, ¿mantendremos la política de cuerdas separadas
No obstante, más allá de la necesidad de la aprobación congresal, es preciso revisar el acuerdo que es mucho más beneficioso para Chile que para Perú. Por ejemplo, mediante este TLC, Chile logra arbitraje internacional para el tema de inversiones; vale decir, se dejan los tribunales peruanos de lado y esto atenta contra nuestra soberanía jurisdiccional. Por otro lado, el Perú solo podrá hacer expropiaciones por utilidad pública, pero no por seguridad nacional, como señala nuestra Constitución. En caso de emergencia bélica, el Estado Peruano puede expropiar empresas de cualquier país del mundo, excepto las chilenas. Dos ejemplos de las ventajas para Chile, que evidencian la necesidad de reevaluar este TLC. 
Finalmente, es preciso que se modifique la Constitución Política a fin de que se precisen restricciones a la inversión extranjera. El tratado con Chile evidencia el trato que tiene el Perú hacia el capital extranjero. Para nuestro país, el capital nacional y el extranjero son tratados por igual, a diferencia de otros países (incluido Chile), lo que permite que haya inversiones extranjeras significativas en campos estratégicos. Esto atenta contra nuestra soberanía nacional. Recordemos que el capital sí tiene patria y bandera, y que por más globalización que exista, es preciso defender los intereses nacionales.

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