Manolo Monereo*
Siempre dijimos que Pedro Sánchez tenía un objetivo claro: ser el Felipe González de la nueva etapa de Felipe VI. El abrazo entre los dos ejemplifica muy bien esto. El PSOE ha sido verdaderamente el partido del régimen, no solo por los años que ha gobernado sino por su capacidad de asegurar un amplio consenso popular reforzando, a la vez, el poder de los que mandan y no se presentan a las elecciones.