Alejandra Dinegro Martínez
Jubilados, mujeres, jóvenes, vendedores ambulantes, lustrabotas, profesores, cuida carros, guachimanes, trabajadores de esos que el sistema llama independientes y hasta niños. Ciudadanos de todas las edades y de los lugares más pobres de Lima, se encuentran un punto en común a la hora de buscar comida: el comedor popular.