Lucía Alvites / Francisco Pérez (*)
¿Cómo hacer que una autoridad reacia a rendir cuentas pueda responder a la ciudadanía organizada? ¿Es la participación ciudadana un instrumento eficiente para exigir transparencia a nuestros gobernantes? ¿Cómo practicamos la democracia ante autoridades autoritarias que se niegan a darle sentido a esta palabra?