Aída García Naranjo Morales*
Estamos ante una Reforma Electoral parcial, inconsistente e inconclusa. No se cumplieron los objetivos propuestos, que eran renovar la política, abrir el sistema de partidos a nuevos actores, cambiar las reglas de juego de los diferentes sistemas. No se ha respetado ni la naturaleza, ni el espíritu, ni la integridad de la reforma política.