Frente al caos: Autoridad Pública para el transporte

La última convocatoria a un paro de transporte urbano para los días 18, 19 de este mes no ha logrado plegar a los diferentes gremios y sindicatos con la contundencia esperada.

foto Peru21Sin embargo, cada cierto tiempo, miles de peruanos nos vemos afectados  no solo por amenazas, sino por situaciones reales de paro. El gran error de los últimos gobiernos ha sido no atacar el problema de fondo del transporte urbano, que es la forma cómo funcionan las empresas de transporte, gracias a que no existe una autoridad pública que organice y eventualmente gestione este servicio.
Origen del caos
Retrocedamos unos 40 años. En 1976, el Estado decide gestionar el transporte y surge la Empresa Nacional de Transporte Urbano del Perú (ENATRU). Según el texto, La Guerra del Centavo, de la especialista Claudia Bielich, ENATRU era una buena empresa, sin embargo, solo atendía el 8% de la demanda. En 1991, mediante el Decreto Legislativo 651, se establece la libre competencia de tarifas, el acceso a las rutas y el permiso para que cualquier vehículo de más de dos ruedas pudiese brindar el servicio de transporte público. A partir de allí, se “formalizó la informalidad” y se dejó que el privado resolviera el problema.
Asimismo, en una entrevista para el diario El Comercio, Bielich aclara que si bien todos los limeños le echamos la culpa a los choferes de “micro” por la forma cómo manejan, el problema de fondo es que el actual sistema de transporte tercerizado los obliga a trabajar así. ¿Transporte tercerizado? La mayoría de choferes no son dueños de los vehículos que manejan, entonces, ellos tienen que pagar una parte de lo que ganan a diario a los propietarios y los demás se lo reparten con su cobrador. Los choferes no tienen ninguna relación con las empresas de transporte, pues son los dueños de los vehículos quienes pagan a la empresa por usar una de sus rutas o por el SOAT. Por esto, los choferes y cobradores suelen trabajar seis días a la semana y entre 15 a 18 horas diarias, ya que a más horas de trabajo, más pasajeros y, a más pasajeros, mayores ingresos.
El año pasado, cuando el cargamontón de accidentes, que cada año enluta a varias familias, se le vino encima a la Municipalidad de Lima, esta entidad emitió la Ordenanza 1338. Esta norma le ha dado mayor estabilidad a las empresas porque se les otorgan en concesión las rutas por 10 años y porque, ahora, tendrán que responder por los daños que ocasionen los vehículos a su cargo. Sin embargo, para Bielich, todavía no se ha iniciado una verdadera reforma del transporte.
Los caminos a seguir
Bielich, señala que El Metropolitano solo resolverá el 10% del transporte, pues esta cubrirá nada más la ruta de Chorrillos a Comas. Es cierto que se pueden hacer más corredores viales, pero la solución del transporte no pasa solamente por invertir en infraestructura. Como recomienda el texto La Guerra del Centavo, una posible reforma requiere eliminar la tercerización para establecer una relación directa entre la empresa y sus operadores (choferes y cobradores), donde estos últimos deberán estar adscritos a un régimen laboral con sus respectivos beneficios.
Por último, esta reforma necesita de un Estado que se comprometa en el tema y no se lo pase todo a la Municipalidad, cuyas limitaciones han sido evidentes. A la hora de resolver este gran problema es necesario crear una autoridad pública responsable del transporte, que otorgue la mejor solución, ya sea pública o privada, pensando en los millones de usuarios afectados diariamente por este caos.

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