EsSalud y el caso Shirley
Cuando la administración de EsSalud se alistaba para dejar la institución con sus mejores indicadores de gestión, después de superar un largo proceso de conflictos laborales que causaron grave daño a la credibilidad de la institución, surge lo que podría ser el último gran golpe contra el seguro a raíz del lamentable caso de la paciente Shirley Meléndez.
Quienes trabajaron en la recuperación de EsSalud sostienen que se diseñó una Política de Humanización para restablecer la confianza en la atención de salud y en las prestaciones económicas y sociales. Se trabajó mucho en reducir los tiempos de espera en las consultas; se agilizaron las operaciones mediante el Plan Confianza; se invirtió en equipos modernos y se construyeron nuevos hospitales y centros de emergencias.
El gobierno de PPK iba a recibir una institución recuperada y con una dinámica de trabajo positiva; sin embargo, surgió el caso de Shirley Meléndez, y la campaña mediática hizo su trabajo de demolición inclemente. En un lapso de dos días, pulverizó la credibilidad recuperada no solo en los médicos del Hospital Almenara, sino en los servicios de EsSalud.
EL CASO
En esa institución sabían del caso antes que salga el reportaje en Cuarto Poder. A Shirley Meléndez (SM) se le estaba atendiendo en la fase recuperativa y reconstructiva. Siendo un caso sumamente delicado, llamó la atención, por ejemplo, la oportunidad de la denuncia y los medios elegidos para el desarrollo de la campaña.
Haciendo una reconstrucción del caso SM, vemos que a mediados de julio se pudo notar la presencia de un abogado que empezó a monitorear a SM, con la grabación a escondidas al médico tratante, el pedido de reunión con la presidenta Virginia Baffigo, las reuniones para tratar de absolver sus dudas y la atención especializadas que había solicitado puesto que, según SM, ya no confiaba en los médicos de la seguridad social.
La denuncia en cierto modo estaba siendo preparada semanas antes, y para ello, según lo visto, el centro del golpe era la negligencia de los médicos del Hospital Almenara, y la insensibilidad de las autoridades de EsSalud. Inicialmente el golpe era contra un médico (Dr. Pacheco) que era uno de los integrantes del equipo médico que trató a SM, pero se extendió hacia los médicos que la atendieron en la fase clínica y post clínica.
CONSECUENCIAS
La forma de presentación del caso Shirley Meléndez fue brutal y el impacto fue demoledor. Los días siguientes los comentarios y declaraciones de periodistas, públicos y autoridades del estado, reforzaron la denuncia y avalaron lo dicho por SM, con lo cual en pocos días la credibilidad en los hospitales de EsSalud se había derrumbado y había puesto a los médicos de salud a la defensiva, vilipendiados inmisericordemente.
Con la información clínica del caso, era inevitable construir hipótesis para tratar de entender lo que estaba pasando. El caso SM debía esclarecerse y el resultado de las investigaciones, cualquiera sea el resultado, debía servir para tomar medidas correctivas en la atención de los pacientes.
LOS INTERESES
Pero también se debía descubrir qué intereses hay detrás de esta campaña de demolición a los médicos y a los hospitales de EsSalud. Pero veamos los temas en orden. La campaña demoledora fue al final de la gestión de Virginia Baffigo; gestión que a pesar que tuvo que afrontar una grave crisis institucional en el 2012, logró revertir los indicadores negativos.
Obviamente, una campaña de esa naturaleza tiraba al piso estos indicadores, pero sobre todo, buscaba consciente o inconscientemente, desprestigiar la gestión saliente. Lo que dejaba la gestión Baffigo era un proceso de reorganización de EsSalud, con el diseño de nuevas políticas orientadas a adecuar a servir mejor al paciente.
Se había reorganizado la administración y dotado de nuevas instancias para mejorar la atención a los asegurados y elevar la calidad en el control de los servicios médicos. Por tanto, un probable efecto de esta campaña de demolición, podía dar elementos para que las nuevas autoridades detengan la reorganización y se vuelva a la etapa anterior al 2012.
La confianza lograda en los servicios de EsSalud se había recuperado según las encuestas realizadas por SUSALUD y el INEI. Los tiempos de espera se había reducido; las operaciones se habían incrementado; pero sobre todo, se habían realizado operaciones con alta calidad que había elevado a los hospitales de EsSalud como los mejores de América latina por las operaciones de alta especialidad realizadas.
Por tanto, el golpe dirigido a los médicos del Hospital Almenara, que tiene los mejores especialistas en urología y que viene realizando el mayor número de trasplantes renales con éxito, traía como efecto, generar miedo y desconfianza en los médicos y en el Hospital Almenara.
¿QUIÉN SE BENEFICIA?
Una pregunta recurrente es ¿Quién o quiénes se beneficiarán de la demolición de EsSalud? ¿Quién se beneficia del miedo generado en los pacientes a los médicos del Hospital Almenara y de todos los hospitales de EsSalud?
Es fácil deducir que las empresas prestadoras de salud, que las aseguradoras podrían incrementar su cartera de clientes a costa de la salida de los pacientes. Sabemos, además, que una crisis de credibilidad en EsSalud da pie para que aquellos que buscan desaparecer este sistema tengan los elementos de juicio para privatizar la seguridad social en el Perú (una de las pocas que queda en pie en América Latina).
Recordemos que EsSalud maneja un presupuesto de aproximadamente 10,900 millones de soles anuales; que EsSalud cuenta con 390 IPRES (Hospitales, Centros Médicos, Emergencias, Policlínicos, Postas) dotados de equipos médicos de alta tecnología; que el número total de asegurados aportantes es de más de 5 millones de personas y que cerca del 30% de la población peruana se atiende en los hospitales de la seguridad social.
A pesar de la intensa campaña de humanización realizada, no se había logrado revertir o mejor dicho cambiar actitudes y conductas del personal asistencial y administrativo, y por tanto, las quejas son razonables. Pero con el caso Shirley Meléndez se configura otro problema y no estamos solo ante un caso lamentable ocasionado a la señorita SM, sino frente a un proceso que ha recobrado fuerza: terminar con el sistema de seguridad social.
Esta campaña, que se ha retomado con brío, busca, sin duda, reforzar el miedo de la población en los médicos y en los servicios de la seguridad, y generar la desconfianza en la institución EsSalud. ¿Quiénes sacarán partido de esto?. Seguramente muy pronto lo sabremos.
Añadir nuevo comentario