La III Cumbre de la CELAC: navegando en aguas movidas
José F. Cornejo
Constituida el 2010 como un espacio de diálogo político y consensos, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, realiza en estos días su tercera cumbre en Costa Rica, en un agitado contexto regional e internacional que le impone nuevos desafíos. Concebida como un espacio que la diferenciaba de otros organismos regionales bajo la tutela de los EEUU y España, como la OEA y las cumbres Iberoamericanas, la Celac ha buscado avanzar en esta dirección soberana sorteando las marcadas diferencias políticas al interior de este foro de 33 naciones.
Desde un inicio, el acento de algunos países como Venezuela y Ecuador, fue confrontarla a la OEA, porque mantenía la exclusión de Cuba, y en donde los EEUU ejercían una influencia predominante. Horas antes de la inauguración de la reunión preparatoria en Caracas el 2011, el presidente Rafael Correa afirmaba que: “A medida que pasen los años, la Celac va a ir dejando atrás a la vieja y desgastada OEA, un organismo manipulado por EEUU”. En dicha reunión se aprobó una enérgica condena al bloqueo económico contra La Habana, abriendo también una agenda común de temas de desarrollo y cooperación regional.
El deshielo de las relaciones entre los EE.UU. y Cuba, anunciadas el 17 de diciembre pasado y concretadas en una reunión de trabajo la semana pasada en La Habana, abren un nuevo panorama en la región que implica nuevos retos para la continuidad de la Celac. La pregunta que debemos hacernos es si la reincorporación de Cuba, no le quita razón de ser a un espacio como la Celac, al haber sido el tema de la exclusión de La Habana, una de sus banderas fundacionales.
Nuevamente salen a la luz las divisiones entre sus miembros sobre el futuro de este espacio de concertación, por un lado, entre México, Perú, Colombia, Chile, Panamá, Costa Rica y otros gobiernos renuentes a avanzar en convertirla en una organización permanente que profundice el declive de la OEA, y por el otro, Argentina, Brasil y los países del ALBA que están proponiendo una mayor organización formal con una secretaria estable.
El Canciller de Costa Rica, Manuel González Sanz, descartó antes de la inauguración de la III Cumbre, que San José sea el lugar donde se decida el paso del foro Celac a un ente con una mayor organización formal, que cuente incluso con una secretaria permanente. Sanz afirmó, que aún no es tiempo para concretar esa posibilidad y que debe mantenerse como un mecanismo de diálogo y concertación política, tal y como ha sido hasta la fecha. De ser esto así, y al ser la Celac un espacio que funciona por consensos, no será posible avanzar más allá de los temas abordados en la anterior reunión de La Habana. Más aún, cuando empiezan a surgir discrepancias álgidas entre algunos países en el manejo de algunos temas.
México ha conseguido que en la declaración final no se haga ninguna mención al caso de Ayotzinapa, mientras Venezuela está enfrentada con Colombia cuya Cancillería acaba de exigir la liberación del opositor político Leopoldo López y ha condenado las duras declaraciones del presidente Maduro en contra del expresidente Pastrana, por su reciente visita a Caracas.
A este clima de tensión, al que se suma las dificultades internas en que se encuentran por el momento países protagónicos como Brasil y Argentina, es de prever que esta III Cumbre, aparte de saludar el triunfo de Cuba, no pueda realmente avanzar en la agenda económica como ha sido previsto. El camino para la integración económica con una mayor soberanía regional será largo y tortuoso, la existencia de un espacio como la Celac es un logro en sí mismo que debemos saber valorar, pero sin caer en falsos triunfalismos.
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