La crisis internacional toca la puerta y la respuesta que ha recibido por parte del ministro de Economía y Finanzas, Luis Castilla, es la indiferencia. El titular del sector señaló que no se realizará ningún ajuste en términos macroeconómicos pese a que la economía mundial ha detenido su crecimiento y Europa puede agravar su crisis en cualquier momento. 

Lamentablemente, el aparente “optimismo” del señor Castilla no logrará durar mucho tiempo por una serie de razones que hemos indicado en Otra Mirada en anteriores ocasiones. Mientras el piloto automático en materia económica continúe las brechas no harán sino agravarse y, nuevamente, se perderá la oportunidad de construir un Perú con inclusión de verdad. Del mismo modo, la calidad de vida de millones de peruanos seguirá siendo deficiente pues el actual modelo no contribuye con crear empleo digno que beneficie, como debe ser, a los trabajadores. Si a ello se suma la incapacidad de gasto evidenciada por el actual MEF que ha logrado alcanzar un superávit histórico, advertimos que la repercusión de la crisis está más cerca de lo que se piensa y nadie parece querer prevenir esta ola.

Una vez más, la dependencia de los mercados y precios internacionales resalta la importancia de que miremos hacia adentro. Nuestros productores, además, se ven en desventajas considerables frente a los que colocan sus productos en nuestro mercado a precios muy bajos. Pero todos estos factores ya son conocidos y, al parecer, poco importantes para quienes dirigen el rumbo económico actual.

Sin embargo, contamos ahora con dos nuevos indicadores que colocan nuevamente el tema de la crisis internacional y nuestro papel frente a la misma en relevancia: la disminución de exportaciones y de ingresos tributarios. Estos datos evidencian que nuestra economía ya se encuentra en desaceleración. A ello sumemos el alza de precios y notamos que la reacción “indiferente” del ministro Castilla parece casi una burla.

Nuestra moneda sigue sufriendo una fuerte apreciación lo cual hace que los empresarios exportadores de productos no tradicionales sufran el encarecimiento de sus productos en mercados internacionales, lo cual los pone en una situación de desventaja.  Por otro lado, el crecimiento económico del primer trimestre de este año se debe básicamente al crecimiento de la construcción, del comercio y de los servicios. Sin embargo, es preciso notar que el sector Manufactura no crece. Por el contrario, disminuyó en un 0.9%  y según informa el INEI esta caída se debe a la reducción notable de la producción en diversas ramas de este sector en el cual hay menor demanda de nuestros países vecinos. Esto ocasiona otro efecto: pérdida de competitividad de nuestros productores manufactureros debido a que cada vez ingresan más productos similares de otros países con lo cual también sigue la apreciación de nuestra moneda.

Entonces, mientras en otros países, como en EEUU, se hacen esfuerzos por reactivar la industria nacional para hacer frente a la crisis y, en su caso, salir de la recesión, nosotros hemos optado, aunque no lo crea, por mantener un piloto automático que ha probado su ineficiencia a lo largo de los años. Esto constituye sin duda un error que debiera ser replanteado con urgencia pues la crisis internacional ya se está haciendo sentir en nuestro país aunque a ciertos personajes les parezca idóneo hacerse los desentendidos.

Por ello, planteamos las siguientes acciones de carácter urgente:

1.Impulso a las exportaciones no tradicionales

2.Compras de productos nacionales, especialmente alimentos y textiles manufacturados

3.Activar e impulsar la inversión pública: en infraestructura (construcción de carreteras, especialmente en la sierra y el VRAEM).

4.Iniciar con iniciativas públicas privadas los grandes proyectos declarados de interés nacional como es el caso del Gasoductos del sur, hidroeléctricas como en el proyecto Majes-Siguas, Chinecas, repotenciación de Petroperú, etc.

5.Apoyo a microempresas con crédito. 

Estas medidas implican una reforma en el manejo actual de la economía. Implican, en buena cuenta, la esperada –y otrora anunciada- “Gran Transformación”.