La brecha de género golpea al Perú rural

Históricamente, la mujer rural ha tenido un papel importante en el desarrollo de la economía agraria. A pesar de ello, es poco lo que se conoce sobre su papel y aporte en la actualidad. La Revista Agraria Nº 156 llama la atención sobre la brecha de género que aún persiste en el Perú rural, lo cual ponemos al debate a fin de que el actual gobierno se ponga las pilas para enfrentar esta preocupante situación.

Según el IV Cenagro, realizado el año pasado, la cantidad de productoras se ha duplicado en comparación de la información obtenida del III Cenagro de 1994, pasando de 357 mil productoras a 691 mil. Esta presencia femenina es mayor en la sierra, región en la que más de un tercio de productores son mujeres (35%).

A pesar de  esta realidad, el analfabetismo sigue siendo uno de los mayores problemas que pasan las mujeres del mundo rural. La incidencia del analfabetismo es mucho mayor en las mujeres (26%) frente al 9% en varones. Asimismo, el IV Cenagro señala que el 28% de mujeres rurales no fue a la escuela primaria ni secundaria, cifra que triplica la de varones (9%). Además, el 46% de las mujeres rurales cursó primaria mientras que, solo el 19% de ellas, cursó la educación secundaria, frente al 29% de hombres que sí obtuvo este nivel educativo.

En cuanto al uso de insumos agrícolas, las mujeres rurales mantienen prácticas más tradicionales en comparación con los varones, independientemente de su condición de alfabetismo. El uso de abonos orgánicos está más generalizado en mujeres jefes de hogar que no saben leer y escribir, antes que en varones de las mismas características. Lo mismo ocurre respecto a la cobertura de capacitación técnica, donde siempre es mayor la proporción de hombres jefes de hogar que la recibieron frente a las mujeres también jefes de hogar. De esta manera, tanto la sustitución del uso de abonos orgánicos por fertilizantes químicos y una mayor cobertura de la capacitación tienen que ver con el nivel de alfabetismo de las mujeres en el campo.

Finalmente, respecto a la solicitud de crédito o préstamo, las UA (Unidades Agropecuarias) conducidas por varones presentan una mayor tasa de solicitud de crédito en comparación con las conducidas por mujeres, cualquiera sea el tamaño del predio. Pero a medida que se trata de UA más grandes, las brechas de género se incrementan. Por ejemplo de cada 100 UA de menos de 1 hectárea, seis hombres solicitaron crédito y cinco en el caso de las mujeres. En tanto, en UA de 10 y 20 hectáreas, 17 de cada 100 hombres solicitaron crédito y solo 11 de cada 100 mujeres lo hicieron.

Ya que una de las principales banderas del actual gobierno es la inclusión social, la persistente desigualdad de género en el mundo rural debe ser enfrentada con medidas que impulsen la educación, el desarrollo productivo, la capacitación y el acceso al crédito. Estas acciones contribuirán a ponerle un freno a las desigualdades descritas, en favor de un Estado más democrático e inclusivo.

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