Rubén Quiroz Ávila*
Sin sueldos dignos, sin concentración exclusiva en la enseñanza y la investigación universitaria, solo acentuamos la informalidad, el cachueleo, la entelequia de progreso, el docente itinerante y fabril, acaso, una gigantesca y falsa ficción de nuestra esperanza casi siempre rota, engañada, quebrada, de ser, vanamente, mejores como país.