Bicentenario: lo que puede suceder en el quinquenio 2021- 2025

Por: 

Gonzalo García Núñez*

La revisión sumaria de los planes de gobierno publicados por los organismos electorales revela una clara coincidencia de las fuerzas políticas-aun de las más alejadas- sobre la naturaleza del   proyecto compartido de Nación. Muchos aspiran a una nueva normalidad que haga prevalecer la igualdad social, un reparto sensato de los frutos de la economía y la estabilidad política e institucional necesaria para una sensata toma de decisiones. Estas serían las bases de un acuerdo de la coalición progresista. Todos miran con respeto al medio ambiente y encuentran que hay que tomar medidas previsoras ante el cambio climático. Curiosa coincidencia, una verde visión ecologista atraviesa las promesas de campaña. Existe el convencimiento, además, que, si se lograra constituir un sistema institucional basado en limpias reglas democráticas, el aparato de Estado sería un ejemplo de austeridad y transparencia en el ejercicio de la función pública. 

Pero, en la real, ¿cuáles son las políticas públicas que ayudarían concretamente a la realización de tan encomiables propósitos?  

Primero, las que ya son de consenso: La gran transformación digital, fábricas 3D, modernos fablabs, ingeniería, ciencia, tecnología e innovación para dar un gran salto de productividad. Bien.

Segundo, el desarrollo de los mercados internos desde los espacios mínimos, locales y regionales, con participación de talento e iniciativas de empresas y familias provincianas. Desde dentro hacia afuera.  

Tercero, empresas peruanas; startups de jóvenes arriesgados. Nuevos circuitos productivos yendo a drenar el valor agregado de los procesos que van desde el mineral de hierro al acero, del gas a la refinería petroquímica, de las plantas de frutas sabrosuras a la agroindustria, del mar de Grau al microchip de la biotecnología pesquera. 

Cuarto. Pais faber. O sea los elaborados circuitos que saliendo de las minas van hasta las maquinas herramientas; de los minerales pasando por la lixiviación bacteriana a la metalurgia y de ella hasta la refinación, las planchas y tochos de metales para perfiles, estructuras, maestranzas y maquinaria. Proletarios informáticos y modernos. Inteligencia artificial, neurociencias, robótica, energías alternativas.

Quinto. Ir, entonces, por las verandas de los eslabonamientos secuenciales del agrobusiness a la transformación de nuestras materias primas en mercancías, puro valor en cambio.

Sin balazos ni muertos. Menos explotación. Mas sistemas de riego de última generación. Agua osmótica.
Ir hacia la producción biotecnológica de ítems acabados en talleres, laboratorios y usinas que circulen innovaciones de científicos a lo largo y ancho del país. Lo ha demostrado, escala universitaria, San Marcos, la UNI, Cayetano, PUCP. Lucharon a pulso por la salud con las armas del laboratorio y el diseño industrial contra las carencias en la pandemia. Si se puede, dice el físico nuclear Modesto Montoya, animador de ECI 2021. Recuerdo a mis antiguos alumnos de la UNI haciendo ahora equipos mecánicos para las Ucis hospitalarias. Y recuerdo uno hasta diseñando el lanzamiento del microsatélite Chasqui desde una plataforma aeroespacial rusa. Bien.  

Para hacer crecer nuestro país, entonces, por la educación deben florecer talentos en nuestros mercados interiores, desde las ferias sabatinas a los estrechos caminos del nuevo Qhapaq Ñan de los mercados de pueblos andinos, sudamericanos, continentales, universales. Cadenas de suministros globales. 

Y por supuesto cruzarse sabiamente en los laberintos del comercio mundial con los senderos de la ruta de la seda que llevan la exportación y traen las novedades tecnológicas de la China, sin descartar el siempre desigual intercambio con la vieja Europa. 

El aumento de la productividad y mayores valores agregados debieran mejorar el nivel de vida por el incremento del producto per cápita, la baja de los costos unitarios de producción, y del saldo, despejando los recursos que financian   la inversión, estos factores deben servir para   el aumento sostenido de la capacidad de competir en los mercados. Competitividad estructural de circuito, que le dicen. Harto trabajo para los subempleados por ingresos, por horas, estacionales, migrantes internos, el abigarrado mundo del inasible concepto de la informalidad.

El aparato productivo que queremos en nuestro proyecto de Nación estará integrado a la geografía y sociedad peruanas mediante corredores económicos y circuitos productivos, longitudinales y transversales. Y a la sociedad porque dan trabajo, remesas, migrantes, espacios.

Estarán articulados desde los recursos naturales hasta la transformación final en clusters de una bien planeada infraestructura física en que la apertura de los mercados externos constituirá una oportunidad de desarrollo a largo plazo de los mercados propios. Cruda, la distribución del poder mundial nos ha confirmado que sin tienda propia somos tratados como ciudadanos indocumentados en la fila del fondo de la pandemia.  

Iremos a la incumplida recuperación del Perú para y por los peruanos, parafraseando a Fernando Belaunde, el maestro de la FAUA-UNI.  Sin cutras, afirman los candidatos progresistas en coro y de modo contundente. Mas les vale.

Entonces, el estilo de desarrollo será desde adentro y simultáneamente hacia fuera puesto que los mercados internos se deberán expandir; crecerá la división social del trabajo, habrá el consiguiente aumento de la especialización e incremento de la productividad y ello habrá de acelerar el crecimiento.  Así lo escribió Adam Smith en su Riqueza de las Naciones hace tres siglos y Karl Polanyi en su precursor texto sobre los mercados de la gran transformación en el siglo 20. Harvey, Ignacy Sachs y Piketty, hoy. Giovanni Arrighi en su viaje a Pekin, antes de partir. Ocampo, Quijano, Manuel Monereo, Carlota Pérez, Campodónico, Alarco, Jiménez, Sinesio, Julio el eterno.

Y esta expansión geográfica del mercado interno en redes viales y locales de constructores, proveedores y distribuidores, vale recordar, hace que la producción crezca orientándose, repetimos machaconamente, en la matriz insumo producto tanto al mercado interno como al externo, el ejemplo de Corea, apoyada por una poderosa red de vialidad, puentes, caminos, obras de arte, trenes metropolitanos e interurbanos. Líneas ferroviarias con espina dorsal en un Tren longitudinal de Alta velocidad Tumbes-Tacna. O el perpendicular Callao Pucallpa al que soñamos volando sobre los andes centrales hasta la jungla amazónica, entre otras macro infraestructuras a cargo de la inversión pública nacional, subnacional y asociaciones publicas regionales. Sin lava jatos, eso sí.   

Por eso los extraordinarios recursos naturales del mar, de nuestros campos, crianzas y de nuestras minas, en una frase los recursos de la Nación, deben ser transformados por la mano creadora de los trabajadores de este siglo en valor agregado y el producto circular por la iniciativa e impulso de sus emprendedores, transformados  en mercancías aptas para ser consumidas en satisfacer ingentes necesidades  o si fueran  excedentarias, exportadas desde circuitos económicos internos con el valor agregado del trabajo nuestro. 

Queremos, en suma, resumo los planes, la transición de un país conquistado y convertido en un paradigma neocolonial de campo-mina al Perú insurgente del bicentenario, proponente de un gran proyecto de transformación productiva, portador de futuro para juventud al entrar al tercer siglo republicano, eso es lo que leemos en los planes de gobierno.  

Esta es una manera pacífica, efectiva y sostenible de multiplicar el empleo y los ingresos, de reducir la pobreza y luchar abiertamente contra la corrupción, de mejorar la calidad de vida de la población del país, de aumentar la competitividad y, por lo tanto, de iniciar un crecimiento y desarrollo socialmente integrador, en que las sobrevivientes clases medias y trabajadoras, victimas del escaso empleo de planillas y del subempleo masivo, tendrán un rol activo y decisor. Ni pobres ni hambrientos. 

Veremos luego los números de esas políticas públicas indispensables para un nuevo paradigma del tercer siglo.

* Ingeniero, ha sido director del BCRP 2001-2006, Profesor de la Universidad Nacional de Ingeniería.

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