En junio del año 2009 se cumplían tres meses desde que se inició una protesta entre las etnias awajún y wampis contra los decretos legislativos anunciados por el gobierno Alan García que modificaban las normas respecto del acceso a la tierra y sus recursos. Estos formaban parte del paquete de decretos exigidos en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. No hubo ninguna consulta al respecto y por ello los dirigentes de estas etnias buscaron el diálogo sin suerte durante largas semanas, con el objetivo de evitar que se aprobaran.

El jueves 4 de junio el Congreso de la República debía pronunciarse sobre estos decretos, pero en un acto de irresponsabilidad decidieron postergar la votación. La decepción fue suma. Los nativos que se encontraban protestando disponían su regreso. Pero la mañana del 5 de junio ese regreso fue imposible. En un operativo policial que ha sido ampliamente criticado por diversos especialistas, se procedió a desalojar a los manifestantes de la carretera. En este operativo por demás negligente no se consideró que la estación de bomberos número 6 se encontraba rodeada por mil nativos, información que era conocida por la ministra del interior, Mercedes Cabanillas, responsable política de dicha operación.

El enfrentamiento fue trágico. Como venganza por los nativos muertos durante el mismo, un grupo de los que rodeaba la estación número seis asesinó a once policías. El saldo final fue de 33 muertos en total, desapariciones aún no esclarecidas y, aunque parezca una broma, la condecoración de la Ministra del Interior y un discurso por el día de la bandera (a los dos días del Baguazo) sin ningún reconocimiento de error ni mea culpa por parte del Presidente García.

Han pasado 4 años y ningún proceso judicial ha llegado a su fin. Aquellos que se le siguen a los indígenas se encuentran mucho más avanzados que los que se refieren a los responsables políticos de esta tragedia. Las familias de las víctimas llevan 4 años esperando justicia y lamentando no sólo la tragedia ocurrida, sino la aparente indiferencia de la ciudadanía ante una tragedia de esta magnitud.

La Asociación Otra Mirada y la Productora “Bergman Was Right” han realizado un documental titulado “La Espera –Historias del Baguazo” que reúne una serie de testimonios inéditos de involucrados tanto en la protesta nativa, como de aquellos políticos que tuvieron que ver en este suceso. Es un material valioso en tanto muestra un panorama amplio de una realidad compleja donde, más allá de los detalles, prima la injusticia y la amnesia.

Han pasado 4 años y será también responsabilidad nuestra, de todos los peruanos, si no hacemos de Bagua un suceso que merezca la memoria colectiva. Sólo así podremos acompañar a los deudos de las víctimas en su lucha por dilucidar a los culpables. La espera ha durado ya cuatro años. La justicia, cuando es lenta, ya no es tan justa. ¿Estamos dispuestos a seguir a “La Espera”?

Presentaciones especiales del documental “La Espera – Historias del Baguazo” en UVK Larcomar del 2 al 6 de noviembre. Una única función por día. Horarios aquí.