Thorne y Alarcón. Destinos entrelazados, finales distintos

El ministro de Economía Alfredo Thorne, es el cuarto ministro que cae a menos de un año del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Su destino fue definido por la mayoría del congreso que decidió negarle la confianza luego de su presentación ante el Parlamento.

Sin embargo, más allá de las irregularidades cometidas por el titular del MEF al intentar “persuadir” al Contralor, Edgar Alarcón, de apoyar la fallida adenda del contrato para la construcción del aeropuerto de Chinchero -más allá de eso- Thorne debió salir por su performance al frente de una de las carteras más importantes del Estado. 

Las cifras macroeconómicas no respaldan el trabajo de Thorne, ni mucho menos la política del gobierno de Kuczynski en este aspecto, que no solo no han podido detener la caída de la economía nacional sino que no han logrado hacer algo para revertir y mejorar dicha situación. 

Si revisamos las cifras oficiales, el gobierno de Peruanos Por el Kambio (PPK) ha ofrecido generar solo un crecimiento de 5% hacia finales de su régimen en el 2021.  Y hasta ahora, la cosa va más o menos así: 
En el 2016, entre el final del gobierno de Ollanta Humala y el inicio del actual, se produjo un tercer año de caída de la inversión privada, que llegó a -5.5%, mientras que la pública cayó en 0.1%, tal como revela el portal Lampadia y el “crecimiento” económico no alcanzó el 4%. 

Las cifras del Banco Central de Reserva (BCR) muestran que para este año la tendencia de la inversión es a la baja. Se está pasando de 2.5% a inicios del 2017 a 1.8% de la inversión privada, producto de la paralización de obras de infraestructura (Aquí vale la pena revisar qué tanto han afectado el caso Lava Jato y la emergencia producto del Niño Costero, a la inversión en el país). 

El cumplimiento de una promesa de campaña, también ha generado un panorama incierto en la presión tributaria. La reducción de un punto porcentual del Impuesto General a las Ventas (IGV) de 18% a 17%, dependiendo de la recaudación lograda a mayo de este año, ha impactado también en el desarrollo de los programas sociales. 

Pese a que consideran que lo tienen controlado, lo cierto es que el déficit fiscal existe, tal como lo ha señalado la viceministra de Economía, Claudia Cooper quien ha tenido que reconocer que las medidas tributarias rendirán su fruto, recién en el segundo semestre de este año. 

La implementación del nuevo régimen tributario para la MYPE, también generará -en menor proporción- impactos negativos en materia de recaudación, al reducir el monto por el cual se debe pagar el impuesto a la renta, siempre y cuando los ingresos de la MYPE no supere los 6 millones 715 mil soles en un año gravable. De esta forma, el pago de impuestos de este sector se redujo de 28 a 10%. 

De otro lado el sector de comercio presentó una baja en abril, el de servicios creció apenas 2.2% debido a la escasez de acción financiera y de la caída de la compra de seguros empresariales, que se redujo a 1.2%. Además, abril reportó un crecimiento en el Producto Bruto Interno de apenas 0.1%.

Frente a este panorama, el destino de Thorne se justifica como una necesidad de encontrar inmediatamente al responsable político de las malas decisiones que se están tomando en la gestión de Kuzcynski. 

Sin embargo, políticamente, no se puede dejar de lado, ni justificar la situación del contralor Edgar Alarcón, personaje por el cual el congreso fujimorista ha decidido jugarse una nueva carta contra un gobierno cada vez más débil. 

Alarcón está siendo, que duda cabe, protegido por una mayoría que evita calificarlo, que no considera graves faltas las denuncias presentadas en su contra, por la compra y venta irregular de vehículos importados, a pesar que su cargo no se lo permitía. 
Menos aún la intención de socavar la investigación que un auditor de su institución hizo en su contra, precisamente por el incremento patrimonial vehicular no justificado. Además del pago irregular de compensaciones y liquidaciones a su pareja sentimental cuando se retiró de la Contraloría. Hoy existe también una denuncia que pone en duda el origen de su título profesional obtenido en Arequipa. 

Con todo ello, el contralor apeló a ese respaldo tácito y en muchos casos expreso, del fujimorismo, para presentar un audio donde Alfredo Thorne, habla en nombre del presidente Kuzcynski para fustigarlo y pedirle que dé un paso atrás con el tema Chinchero.
Incremento patrimonial injustificado, irregularidades en su paso por diversos cargos en la contraloría, dudas sobre su origen profesional, posibles grabaciones ilícitas realizadas por él. Todo suma para que el contralor de un paso al costado o sea sentenciado por el mismo fujimorismo que va con el cuchillo entre los dientes por cualquier cabeza ministerial que se le cruce en frente. 

Veinte años de permanencia en la Contraloría, y según fuentes de la institución, principal operador tras las gestiones de los últimos contralores, no han contribuido en dar a conocer -a tiempo- las denuncias de corrupción en los gobiernos regionales, las firmas de adendas dañinas para el Estado, el sobrecosto en megaobras de infraestructura y otros hechos que parecen ser sacados de los archivos de la oficina de control, cuando solo se necesita una vendetta política. 

Sin embargo, su relación política parece protegerlo y lo hace inmune frente a todas las acusaciones e incluso presentó una denuncia constitucional contra Thorne, como una forma de responder a todo lo que había sobre él. 

Ni Thorne ni Alarcón han dado la talla ni merecen estar en sus puestos. Por eso es que el titular del MEF tiene su suerte echada, mientras que el contralor debería, desde hace tiempo, estar fuera del máximo organismo supervisor del Estado. 

 

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