PPK: ¿camino al fracaso?
Pablo Najarro Carnero
Que el gobierno de PPK no iba a poder caminar derecho, era un presagio desde abril. La victoria de PPK en junio, resultó pírrica. La mayoría aplastante de los adeptos de la mafia era total. Y, como lo hizo en 1963, al hacer alianza con el odriísmo y la oligarquía, el aprismo logró apearse al poder. A cuatro meses de su gobierno, PPK desnuda su orfandad política. Tiene técnicos, pero no tiene partido, tiene intenciones quizá pero no tiene políticos que sustenten sus ideas, pero las intenciones de sus adversarios van por otro camino.
Pero esta suma de miedos, que por cierto ha heredado, era previsibles. No hay duda que el fujimorismo ha pensado en un plan de contingencia. Esas fuerzas dormidas, sembradas de tiempo ya, en diversos puestos claves de las instituciones sociales de gobierno, están hoy en ascenso y acción.
El gobierno tiene ante si problemas gravísimos de gobernabilidad, gracias a una grandísima también, debilidad de instituciones que debieran ser el soporte de la nación. Las debilidades y falencias clamorosas del Poder Judicial, El Ministerio Público y la Policía Nacional nos llevan a un estado de inseguridad ciudadana, rayana en la anarquía. Si las provincias se sublevan es a resulta de ellas. Para su solución, las provincias recurren a prácticas ancestrales que dan resultado. Lástima que Basombrío, dada su formación – sociólogo – y su experiencia en el tema, al parecer teórica, no entienda la idiosincrasia que subyace en las protestas, no pudiendo así, manejar en cancha el tema. La protesta de Juliaca responde a esto último. No reconocer, dentro de la lógica andina, las protestas de Juliaca, es reconocer la muralla que todavía existe entre serranos y costeños, que acentúa hoy como nunca ese divorcio mencionado por Valcárcel hace ¡noventa años! (1). Hay mucha injusticia embalsada y seguirá. Agregamos a esto, la incapacidad de los gobiernos locales y regionales por resolver problemáticas que ellos mismos prometieron solucionar.
Las mesas de negociación, como concepto están agotadas. Lo demostró un asesor en la selva. Los conflictos de larga duración que no se resuelven a la fecha, deben estar escalando en el consciente e inconsciente del colectivo social provinciano, lo cual resulta peligrosísimo. Los temas mineros, ambientales e hídricos están en repunte. Ninguno de ellos se está resolviendo adecuadamente. De seguir PPK en sus desafortunadas declaraciones en temas sensibles, mermarán su aceptación y credibilidad. La ausencia de liderazgos nacionales y regionales para resolver estos problemas, su articulación con los que tienen en sus manos la solución embalsa el problema.
No hay duda que el fujimorismo y sus secuaces apristas son sin duda, actores en la sombra para soliviantar las demandas sociales, aun las más pequeñas. La estocada pos elecciones han sido dolorosa y por ello no se están quedando de manos cruzadas. Los audios que salen y el manejo de los últimos psicosociales son sin duda mano del fujimorismo. No es de extrañar que grupos de izquierda extrema, asociados o no al fujimorismo, estén detrás de las revueltas. Los sindicatos están comenzando a tomar protagonismo. Los jóvenes, sobre todo de la capital, ya han demostrado su capacidad de indignación y acción política frente a la realidad. Reaccionan ahora con conocimiento de causa.
Kuczynski debe de tomar acciones directas en la conducción de este gobierno. Muchos deslices graves están pasando en su entorno. Demuestra así PPK, incapacidad de reflejos políticos frente a rapaces consuetudinarios políticos como el fujimorismo y el aprismo. Si antes de un año no hay un buen manejo entre gobernar para el desarrollo y la solución de conflictos, su gobierno terminará interpelado desde el congreso – Saavedra en el bull – y las calles. El pueblo terminará pensando, sin duda inducidos, que debió votar por Keiko Fujimori. Malo, democráticamente hablando, para la educación política y el futuro de nuestro país.
(1)Tempestad en los Andes (1927). Mariátegui fue uno de sus prologuistas
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