Mensaje de Vizcarra: continuismo económico y compartimentos estancos.

Por: 

Humberto Campodónico

El mensaje del Presidente Vizcarra ha oxigenado el ambiente enrarecido por la enorme corrupción que atraviesa horizontal y verticalmente al país. Las propuestas de referéndum en temas de la reforma política (sobre todo, electoral) y constitucional-judicial (cambios en el CNM) son un explícito llamado a que la ciudadanía apoye y se empodere de estos procesos.

También son importantes los seis proyectos de ley para la reforma judicial, la mención a la política nacional de igualdad de género y su voluntad explícita de la lucha contra el feminicidio, lo que incluyó la mención de las mujeres víctimas en los últimos meses. 

La cuestión es, como hemos dicho antes, que el crecimiento económico, la lucha contra la corrupción –privada y pública-, el fortalecimiento de las instituciones y la puesta en marcha de reformas políticas y electorales están íntimamente ligadas. No son compartimentos estancos. Lamentablemente, hay continuismo en el tema económico y eso no va a ayudar al gobierno. ¿Estarán el Presidente Vizcarra y el Premier Villanueva recibiendo la información real de lo que está sucediendo en el plano económico?

Veamos primero la inversión pública, donde en los últimos meses se ha afirmado que habría un fuerte crecimiento por los Juegos Panamericanos, la reconstrucción del norte y el aumento de las inversiones de los diferentes niveles de gobierno. 

Mientras el MEF dice que “la inversión pública consolida su dinamismo al crecer 17% en julio” (Nota de Prensa MEF, 01/08/18), otros analistas como Semana Económica dicen que el crecimiento de la inversión pública volvió a desacelerarse en julio y que ese 17% “representó la segunda tasa más baja del año, sólo por encima del resultado de abril” (SE, 03/08/18). Además, dice Macroconsult que “la Reconstrucción con Cambios ha ejecutado muy poco del presupuesto que le asignó el gobierno” (Resumen Semanal # 29, 02/08/18). Hasta ahora solo se ha ejecutado el 17% de los recursos de la reconstrucción 

Recordemos que el crecimiento en el I Semestre del año pasado tuvo tasas muy bajas debidas, en buena medida, al Niño Costero. A medida que nos alejamos de comparar contra el I Semestre del 2017, recién nos estamos acercando al crecimiento real. 

Esta misma información es corroborada por el Reporte de Inflación de junio del BCR, que nos dice que en el 2018 la inversión pública alcanzaría el 4.8% del PBI (página 49). Recordemos que el 2012, 2013 y 2014 la inversión pública fue el 5.4, 5.7 y 5.5% del PBI, respectivamente. O sea que estamos lejos de esos años, si bien se superaría el 4.4% del 2017. 

La pregunta es, entonces: ¿por qué la inversión pública no crece a las tasas que anuncian los funcionarios del MEF? Simple: porque para el MEF lo más importante es reducir el déficit fiscal. Veamos. El año pasado el MEF subió la meta del déficit fiscal a 3.5% del PBI para poder dinamizar la inversión pública. Pero la sola mención de déficit fiscal es blasfemia para los ortodoxos, que pugnan por reducirla apenas puedan. 

Eso es lo que está sucediendo ahora. Apenas el MEF ha constatado un aumento en los ingresos fiscales por los mejores precios de las materias primas (que duraron hasta junio, porque después han bajado, en parte por la guerra comercial de Trump), a la reducción de las devoluciones del IGV a los exportadores y al mayor ingreso por el aumento del ISC a los combustibles, el MEF ha dicho lo siguiente: la meta del déficit fiscal para el 2018 ya no será 3.5% sino 3% y quizá 2.9% del PBI.

Está claro: el MEF prefiere reducir el déficit fiscal que aumentar la inversión pública: en lugar de un impulso fiscal expansivo para el crecimiento tendremos uno negativo, o neutro en el mejor de los casos. 

Esto es lo que constata El Comercio en su edición de ayer: “La economía se habría desacelerado; factores asociados a la demanda interna explicarían el resultado” (05/08/2018). Entre las variables que disminuyeron está el consumo de cemento, ligado al sector construcción y, justamente, las obras de inversión pública. Conclusión del Índice de El Comercio (Imeco): en junio el PBI solo creció 3.5%, mucho menos que el 6% de abril y mayo. 

Todo lo anterior se ve corroborado con las cifras sobre empleo que publica el Ministerio de Trabajo: el empleo en el Perú-Urbano en las empresas privadas formales de 10 y más trabajadores viene disminuyendo desde hace meses y, en junio del 2018 bajó 0.1% (Encuesta Nacional de Variación Mensual del Empleo, ENVME, junio 2018, www.mintra.gob.pe

¿Cómo puede crecer la economía cuando el empleo disminuye? No lo sabemos. Quizá de lo que se trata es de decirle al gobierno que hay que seguir con el piloto automático para que no se cambie el modelo económico. 

Y esto es lo que se aprecia cuando en su Mensaje del 28 de Julio el Presidente Vizcarra anuncia inversiones mineras por US$ 15,000 millones. Más allá del hecho que la cifra incluye inversiones ya realizadas (como las ampliaciones de Toquepala y Marcona por US$ 2,500 millones), ciertamente las inversiones en Quellaveco (de US$5,300 millones) y otros proyectos tendrán un impacto importante, debiendo cumplir con la licencia social y ambiental. 

Aquí el tema es que, al primar la apuesta para privilegiar la minería, pareciera que se le considera como excluyente, como que no admite que se prendan otros motores. Y eso no es ni debe ser así. Es quizá por ello que no se mencionó, por primera vez, la necesidad de nueva licitación del Gasoducto Sur Peruano, que implica energía más barata para la industria, los hogares, el transporte automotor y, sobre todo, la inversión en la industria petroquímica para la diversificación productiva. A tal punto que el gas del Lote 58 de la estatal china CNPC ya no se destinaría al GSP sino que saldría por la costa central (Gestión, 01/08/18). 

Cierto, el GSP tiene demandas de arbitraje y otros problemas. Estos podrían encapsularse mientras siguen los litigios por la vía judicial. Pero este gobierno no lo ha hecho (a pesar que en Mayo, junto a Evo Morales, se anunció la reanudación del GSP) y, por el contrario, anuncia una supuesta “masificación del gas en 7 regiones de la sierra central y de la sierra sur” que no cuenta con oferta garantizada. La respuesta social en el sur ya se puede prever. 

Hay muchas cosas más que se quedan en el tintero, como, por ejemplo, la posible rápida aprobación en el Congreso de una nueva –y lesiva-Ley de Hidrocarburos.  Pero lo más lamentable es la ausencia de una clara política de diversificación productiva, que permita prender otros motores para alcanzar el crecimiento y el desarrollo. Si bien el piloto automático, durante el super ciclo, permitió un crecimiento económico basado en la exportación de recursos naturales sin valor agregado, ese mismo piloto no sirve para acceder a niveles superiores, cono ahora lo reconocen hasta los organismos multilaterales. 

Para volver al principio: si antes se privilegió el puro crecimiento económico, el resultado fue la corrupción generalizada, instituciones débiles y ausencia de reformas políticas y electorales. El mensaje del Presidente Vizcarra nos da oxígeno para varias reformas (algunas pueden mejorarse en sus planteamientos) y, sobre todo, canales de participación popular vía los referéndums. Esto es muy positivo para derrotar a la corrupción, lo que es desde ya un avance. 

Pero si esta vez la lucha contra la corrupción y a favor de las reformas políticas e institucionales no viene de la mano con cambios en la política económica y las alternativas de desarrollo, todos esos esfuerzos corren serios riesgos y serán aprovechados por quienes no quieren ni lucha contra la corrupción ni cambios económicos. 

Presidente Vizcarra: Saquemos las lecciones y tomemos acciones en todos los frentes. Si eso no sucede, la mantención de los compartimentos estancos va a pasar factura.

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