La historieta de los Pishtacos

Luego de que, finalmente, los medios de comunicación aceptaran que la noticia sobre una posible banda de traficantes de grasa humana llamada “Los Pishtacos” era una farsa de lo más inverosímil, el general Félix Murga, quien difundió la noticia, fue sacado de la jefatura de la DIRINCRI.

Sin embargo, lo que llama la atención es que una noticia tan ridícula no solo fuera anunciada por el mismísimo Ministro del Interior, Octavio Salazar, sin antes consultar con médicos especialistas que hubieran desmentido velozmente la misma, sino que además fuera difundida por los medios de comunicación, quienes llevaron este psicosocial a todo el Perú y al mundo (ver aquí y aquí). ¡Cuánta irresponsabilidad! La pregunta, sin embargo, se mantiene ¿irresponsabilidad accidental o voluntaria?
Lamentablemente, el escándalo de los Pishtacos es un ejemplo que ha llamado la atención por lo ridículo de la noticia, pero que dista de ser el único caso en que los medios de comunicación levantan información que no es la más relevante y la priorizan durante varios días e incluso semanas. Recordemos, por ejemplo, el caso Fefer, el caso Alicia Delgado, el caso Marco Antonio, el caso Hoefken (o del pulmón robado), etc. para notar que la prioridad de los medios de comunicación no es la noticia más relevante, sino la sensacionalista.
Sin embargo, si bien indigna que la mayoría de medios de comunicación dedique primeras planas y grandes reportajes a casos que pueden ser importantes, no son los únicos¹ y hay una importante diferencia entre esta cortina de grasa y los demás casos arriba mencionados. En el caso de los Pishtacos se ha inventado una noticia para cubrir otra. ¿No les huele a montesinista?
Antes que nada, es preciso mencionar que la historieta de los Pishtacos no es nada nueva pues, como recuerda Jacqueline Fowks, en mayo de 1989, durante los peores momentos de la crisis económica del primer gobierno de Alan García, esta historieta ocupó el titular del importante semanario Oiga. En este caso fue también la policía la que originó la información. En 1989, sin embargo, el comprador no estaba en Alemania, sino en Miraflores.
Hace tres semanas, la historieta de los Pishtacos resucitó justo en el momento en que las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile sufrían un remezón a raíz del espía peruano. ¿Contribuyó a calmar el ambiente? Definitivamente sí, pero en lo que muchos analistas coinciden es que esta historieta habría contribuido, en realidad, a cubrir, con grasa, la noticia sobre el Escuadrón de la Muerte de Trujillo, una investigación que el periodista Ricardo Uceda publicó en la revista Poder.
Esta noticia falsa sobre los Pishtacos fue publicitada por un ministro del gobierno de turno  que se mantiene en el cargo pese a que, a todas luces, este escándalo lo debería inhabilitar para mantenerse a la cabeza de la cartera. ¿Cuántas otras noticias serán elaboradas a fin de cubrir otras y con el aval gubernamental? Estas cortinas constituyen el legado de la dictadura fujimontesinista y no debemos permitir que dichas prácticas regresen, de lo contrario que no nos extrañe que mañana llore una virgen mientras siguen los muertos en Huancabamba o el avance menos que lento de las mesas de diálogo sobre Bagua, entre otros temas.

¹ Recomendamos ver una cronología de hechos simultáneos realizada por El Comercio aquí

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