Una ministra chatarra

Otro caso de ley aprobada, promulgada, pero en la práctica inútil por no tener reglamento, nos pone a los peruanos y peruanas de todas las edades en riesgo. El 16 de mayo del 2013 (hace más de un año) se promulgó la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y adolescentes en el Perú, iniciativa impulsada por el congresista Jaime Delgado. Esta promulgación consistió un primer paso de avance respecto del cuidado de la salud de miles de peruanos, sobre todo de aquel 15% de niños escolares entre 6 y 11 años que en nuestro país sufre de sobrepeso y obesidad. Sin embargo, hasta el día de hoy no tenemos reglamento que pueda protegerlos y protegernos de manera concreta.

El 17 de julio de este año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Organismo Mundial de la Salud (OMS) enviaron la opinión técnica sobre el reglamento en discusión. El panorama es, cuando menos, desolador. El reglamento que debiera buscar advertir los niveles altos de grasas, azúcares y sales en productos industrializados, genera lo contrario y permite legitimar porcentajes que exceden lo establecido por la OMS.

El congresista Delgado aseguró que el reglamento es lesivo para la salud de los peruanos ya que desnaturaliza lo establecido por la ley pues establece valores sin ningún sustento técnico. Afirma también que esta variación con respecto a la ley habría ocurrido debido a las presiones del sector privado “que ha sido el único escuchado por los responsables del diseño”. ¿Qué ocurre en el Ministerio de Salud que no prioriza la salud, su responsabilidad, por encima de ciertos intereses?

El punto de la discordia fue el artículo número diez donde se señala respecto a las advertencias publicitarias “alto en sodio-azúcar-grasas saturadas (cual fuese el caso): evitar su consumo excesivo” y “contiene grasa trans: evitar su consumo”. Estas dos advertencias deberían estar incluidas tanto en la publicidad como en el empaquetado del producto para que los consumidores reconozcan estos detalles y puedan racionalizar el consumo de sus hijos. Sin embargo, desde la Dirección General de Asuntos de Economía Internacional del Viceministerio de Economía, se ha puesto el obstáculo: etiquetar todos los productos generaría “altos costos”. Asimismo, advirtieron que entre los aportes del sector privado a la elaboración del reglamento se encuentra la preocupación  manifiesta de los mismos. Como si el “alto costo” real no fuera el de la salud, sino únicamente el de los bolsillos empresariales.

Midori de Habich, a la cabeza de la cartera de salud, debiera poner un alto a justificaciones de este tipo, toda vez que no sólo se trata de una ley beneficiosa para los peruanos, sino que ha sido aprobada ya por el Congreso de la República. El retraso en el reglamento por la búsqueda de desvirtuar la ley no hace otra cosa que burlarse del Poder Legislativo y por tanto de los representantes elegidos por nosotros para velar por nuestros derechos. Esto no puede permitirse.

Todo proyecto de reglamento, una vez publicado (como ya ocurrió) cuenta con 90 días para culminar la etapa de discusión y ser publicado. El 24 de julio culminó este plazo. Hoy, 11 de septiembre, aún no tenemos reglamento publicado. La ley sigue siendo inútil y el porcentaje de niños, niñas y adolescentes víctimas de la falta de voluntad política para enfrentar este problema y de los intereses de los grandes grupos empresariales que viven de la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad, sigue en aumento. Esta es, pues, una ministra chatarra. ¿Lo será también el gobierno?

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