La gran continuación
Un mensaje de 1 hora y 55 minutos dejó en evidencia que la gran transformación se llevó a cabo en Palacio y que, palabras más palabras menos, el piloto automático dirige el curso del país para desventaja de aquellos que votaron por quien ahora ocupa el sillón presidencial.
El discurso presidencial del 28 de julio fue largo, detallista y hasta tedioso por momentos; sin embargo, la extensión no cubrió expectativas. Ha llamado la atención, y ha sido motivo de análisis en diversos espacios, la omisión elocuente del caso Conga. Se ha dicho que la falta de una disculpa o un mea culpa sobre los muertos, no sólo por este conflicto, ha sido una ausencia significativa. Pero es mucho más que ello. Tomemos consciencia de que no sólo se trata de vidas humanas, sino de que este silencio evidencia una manera de hacer política, una forma de hacer frente a los propios errores gubernamentales. Al silencio irresponsable se unen la represión, la criminalización de la protesta, la detención arbitraria (como ocurrió en Cajamarca en el momento en que Ollanta Humala leía el mensaje presidencial), etc. No hace falta escuchar propuestas presidenciales sobre cómo hacer frente a los conflictos sociales (247 en junio), pues la práctica gubernamental durante este año da suficientes señales.
Otra gran ausencia ha sido la relacionada al tema ambiental, que resulta fundamental no sólo considerando que el Perú sería uno de los países más afectados a nivel mundial como producto del cambio climático, sino porque la mayoría de conflictos latentes y activos en el país se basan en polémicas ambientales. Sin embargo, no se hizo mención a políticas concretas en el sector ni a la esperada reforma de fondo que implica, entre otras cosas, que los Estudios de Impacto Ambiental se encuentren adscritos al Ministerio de Ambiente. Todo indica que esta cartera seguirá siendo un espacio decorativo.
Ha habido, nuevamente, una falta de sensibilidad política para aceptar que la llamada “Operación Libertad” fue un fracaso. En la misma línea, respecto a la seguridad ciudadana las políticas siguen siendo difusas. Fuera de la mejora respecto a los titulares del sector Defensa e Interior, las dudas siguen siendo mayoritarias. Pero además, y más preocupante aún, se evidenció en el mensaje del sábado que el gobierno carece de políticas que respondan a las demandas de la población que sigue decepcionada por el viraje a la derecha en Palacio. En esta línea resulta una omisión seria la de no haber identificado como un problema de fondo para el país el relanzamiento de sendero bajo la fachada del MOVADEF. Esta ausencia evidencia también la falta de alternativas para hacerle frente.
Otro gran silencio es el relacionado al área de trabajo, una de las banderas fuertes de este gobierno durante la campaña electoral. Como mencionó anteriormente uno de nuestros columnistas (aquí), la permanencia de José Villena como encargado del sector indica que la aprobación de la Ley General del Trabajo seguirá siendo postergada pese a encontrarse incluida en el Acuerdo Nacional y haber sido revisada por varias gestiones anteriores.
Hay otro aspecto importante. En el mensaje encontramos un párrafo que paraliza uno de los principales proyectos estratégicos del Perú, como es el de la soberanía nacional con el Gasoducto y Petroquímica del surperuano. Este era un compromiso público que se formalizaría para iniciar su ejecución desde el 28 de julio con la activa participación de Petroperú y la inversión privada. El texto, sin embargo, resulta confuso y contradictorio pues formula que licitaría por ley otro proyecto favorable al actual Monopolio del Consorcio Camisea. Este proyecto, sacado de la manga, no es complementario, sino que quita el etano al sur e inviabiliza la petroquímica y, por tanto, el mismo gasoducto surandino. Esta propuesta debe ser rechazada. La soberanía debe afirmar y conquistar la inmediata ejecución del reclamado gasoducto y petroquímica del surandino.
Por el lado de propuestas interesantes en el discurso, queda la expectativa de cómo se operativizarán anuncios importantes como el del Seguro Oncológico gratuito, el aumento salarial a docentes, basado en la meritocracia, la consideración de un plan para la educación bilingüe intercultural, fundamental en un país con un contexto multilingüístico como el nuestro, la creación de un viceministerio de Derechos Humanos, etc. En estos casos tampoco ha habido lineamientos claros respecto a la ejecución de las propuestas.
Finalmente, nos preocupa, como hemos mencionado en anteriores oportunidades, el piloto automático en materia económica, que por cierto también es aplicado en los demás sectores. El crecimiento económico del país seguirá dependiendo de factores externos y esta gran continuidad es excluyente tanto con el programa inicial de “la gran transformación” como con la “hoja de ruta” que proponía cambiar el enfoque económico para priorizar la inclusión social con mayor y mejor distribución de la riqueza fomentando el desarrollo de los mercados internos y la expansión de la inversión privada nacional.
Sin embargo, el mensaje presidencial ha sido antes bien la “gran confirmación” de las sospechas de los últimos meses: el piloto automático seguirá puesto y si bien el enfoque en programas sociales resulta elocuente, los cambios de fondo urgentes seguirán postergados para perjuicio de la mayoría de peruanos.
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