El nuevo período legislativo tuvo inicio el domingo, con la elección de los que irán a presidir, por dos años, la Cámara de Diputados y el Senado. En el caso de los senadores, el escenario era previsible y el gobierno de Dilma Rousseff no tenía mayores preocupaciones. Ganó un cacique acostumbrado a llegar a acuerdos con el gobierno.
El problema central estaba en la Cámara de Diputados y lo que se vio fue un desastre, peor aún que el diseñado en las más pesimistas previsiones de la presidencia de la república.