El decano de las calumnias
El día martes 19 de enero el diario El Comercio publicó en su página 3 un “Especial” titulado “La lealtad política no existe”, donde alude, por decir lo menos, como desleales y oportunistas, a dos miembros de esta casa,
como es el caso de Salomón Lerner Ghittis, nuestro Presidente y Nicolás Lynch, nuestro Director Ejecutivo; así como a dos amigos de la misma, Sinesio López y Omar Chehade.
Pero, lo que es peor, los pone en compañía de personajes nada recomendables, reconocidos varios de ellos como tránsfugas e incluso como delincuentes sentenciados por el Poder Judicial. Así las cosas y por la presentación gráfica de la nota parecerían todos parte de una misma organización criminal.
El argumento de El Comercio gira en torno a la firma, hecha de manera individual, de Lerner, Lynch, López y Chehade de un manifiesto en apoyo a la candidatura presidencial de Ollanta Humala. Actuación ciudadana de la que se puede discrepar pero por la que en ningún caso se puede maltratar ni menos calumniar a nadie. Los primeros, para el decano, serían oportunistas y desleales porque habrían colaborado con el gobierno de Alejandro Toledo y hoy apoyan una opción distinta. No fue suficiente para este diario la aclaración de Carlos Bruce publicada por ellos mismos el día lunes 18, donde señala que los aludidos nunca fueron militantes de Perú Posible ni el caso de Chehade que trabajó en su condición de profesional experto en la procuraduría anticorrupción, prefirieron el camino perverso del desprestigio de las personas antes que el debate de ideas y el contraste de puntos de vista.
La lealtad política es ciertamente una virtud, escasa en nuestro medio, que debemos cuidar con especial énfasis. Sin embargo, la lealtad debería ser siempre a ideas, que eventualmente se plasman en partidos y se expresan en personas. Desafortunadamente, la crisis de ideas y de partidos en nuestro país hace que prácticamente solo queden las personas y que la lealtad se entienda como reverencia al caudillo de turno. Demás está decir que este no es nuestro caso, porque hay una trayectoria en las personas señaladas que nos respalda. Podremos apoyar hoy, individual o colectivamente, a tal o cual personaje porque hay ideas que profesamos desde hace mucho y que ahora se encarnan en determinado líder.
Es el caso de Nicolás Lynch y Sinesio López que militaron en la década de 1980 en la desaparecida Izquierda Unida bajo el liderazgo de Alfonso Barrantes Lingán, por simpatía con los ideales de autogobierno y justicia social y que luego se comprometieron con la transición democrática que empezó Paniagua y frustró Toledo. Es el caso también de Salomón Lerner Ghitis que trabajó en el gobierno del General Juan Velasco impulsando las propuestas de independencia económica y democratización social de la época. Así como también de Omar Chehade que brindó su colaboración profesional en la procuraduría anticorrupción, cuya gestión invalorable sirvió para encarcelar a la mafia de Fujimori y Montesinos. El secuestro mediático de la escena pública suele entender las cosas al revés, pone a las personas delante de las ideas. Esa es una de sus estrategias para evitar el debate y perpetuar la hegemonía neoliberal que está hoy cuestionada.
No es esta la primera vez que un diario supuestamente serio e independiente como El Comercio forma parte de una campaña maliciosa, ya lo hizo cuando la matanza de Bagua y ya lo denunciamos en Otra Mirada. Hoy lo hace de nuevo, pareciera que siguiendo el guión de alguna mano negra que quiere conducir esta campaña electoral por el despeñadero de las calumnias y negarse a contrastar propuestas alternativas que es lo que el país necesita. Ojalá que este camino equivocado se corte rápidamente y podamos debatir en los próximos quince meses para elegir de la mejor manera, tanto en octubre de 2010 como en abril de 2011. Por lo pronto en Otra Mirada nos comprometemos a contribuir de la manera más alturada posible a este debate. Creemos que ésta es la manera de colaborar eficazmente con nuestra democracia.
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