Baguazo: las alertas del informe en minoría

Hace una semana, el líder indígena Jesús Manacés y la religiosa Carmen Gómez presentaron el informe en minoría sobre los sucesos ocurridos en Bagua hace casi un año.

Este documento pone especial énfasis en las causas estructurales que originaron el conflicto amazónico, y señala las condiciones que desataron la violencia ese fatídico 5 de junio de 2009, por lo que su contenido no debería pasar desapercibido.  
En este infodiario, presentamos algunos aspectos relevantes de dicho informe que deben servir de alertas para evitar que se vuelvan a repetir otros “Baguazos” en el futuro.
Las causas del conflicto
En el informe final sobre Bagua, se explica que la exclusión, abandono y discriminación en que viven las comunidades nativas de la Amazonía, sumado a la desconfianza en las inversiones y en la emisión de decretos elaborados con un tecnicismo difícil de entender, desencadenaron las movilizaciones indígenas. Es decir, se establece una visión de los indígenas como los “pobres marginados”, cuya desconfianza en el progreso dificulta la comprensión de algunas normas que pueden ser válidas para su desarrollo. 
A diferencia de este documento, en el informe en minoría se reconoce que los indígenas estaban plenamente identificados con las demandas derogatorias de los decretos. Además, se afirma que la cuestión de fondo en este conflicto es el deterioro progresivo de la seguridad jurídica de los territorios amazónicos, lo que se agravó con del enfoque político del “Perro del Hortelano” que planteaba la concesión e incluso las venta de las tierras indígenas. Estas normas, a pesar que fueron elaborados sin consulta previa, esto es, contradiciendo el Convenio 169 de la OIT, se mantuvieron inalterables por las mentiras expresadas por la entonces Ministra de Comercio, quien afirmó que cualquier cambio en los decretos ponía en riesgo el TLC con EE.UU.
¿Por qué se desató la violencia el 5 de junio?
En el informe final se afirma que los sucesos violentos en Bagua se generaron por la participación de otros actores (frentes de defensa, congresistas nacionalistas, ronderos, etc.), quienes distorsionaron la agenda indígena a favor de sus propias demandas y por la reacción violenta de los nativos en la Curva del Diablo contra los efectivos policiales, quienes al verse acorralados disparan en defensa propia.  
Sin embargo, el informe de minoría señala, basado en algunos elementos, que el operativo policial aquel 5 de junio fue mal planificado. Primeros, hubo recambios en el alto mando policial dos días antes de este operativo. Segundo, se precipitó del operativo a pesar de que ya se avecinaba un retiro voluntario de los indígenas. Tercero, se usaron armas letales cuando en el Consejo de Ministros del 03 de junio se recomendó no emplearlas. Por estas razones, no se puede negar la responsabilidad de los ministros de Interior y de Defensa, quienes, frente a un operativo de tanta envergadura y trascendencia política como el de Bagua, no podían ignorar los pormenores de dicho operativo y sus consecuencias. 
Necesidad de diálogo y reconciliación 
A pesar, como señala el informe en minoría, de que el conflicto y su tratamiento posterior han quebrado la confianza de los pueblos indígenas hacia el gobierno, el Estado debe realizar los mayores esfuerzos a favor de la reconciliación y retomar el diálogo roto tras la presentación del informe final. 
Esperemos que este documento sea tomado en cuenta y no se siga cometiendo los mismos errores para el tratamiento de los conflictos sociales, tal como viene ocurriendo; lo que nos hace recordar que sobre la tragedia del Baguazo no hemos aprendido casi nada.
 

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