Adiós, hermano mayor

Por: 

Gonzalo Gutiérrez (*)

“Fue el último de un grupo que, encabezado por Carlos García Bedoya y Javier Pérez de Cuéllar, innovó en el rumbo del relacionamiento internacional del Perú”.

“Éramos un grupo imbuido de ideas e ideales de renovación y de justicia que, aun en nuestras modestas esferas de acción, habíamos buscado aportar desde que ingresamos a la Cancillería en los años 40, y que nos habíamos ganado desde entonces el apelativo de rebeldes”.

Así describía Carlos Alzamora a su generación, que llegó a las posiciones centrales del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú a fines de la década de los 60 e inicios de los 70. Y ha sido Carlos, quien partiendo a sus revolucionarios 97 años, nos ha dejado una lección de profesionalismo, ejemplo y vocación por el Perú difícilmente replicable.

Fue el último de un grupo que, encabezado por Carlos García Bedoya y Javier Pérez de Cuéllar, innovó en el rumbo del relacionamiento internacional del Perú. Ellos nos insertaron en un contexto de lucha por el desarrollo, promoción de la integración regional —que se plasmó entre otros logros, en la creación de instituciones como el Pacto Andino y la Comisión Permanente del Pacífico Sur— o en el liderazgo de la negociación para lograr una Convención sobre Derecho del Mar.

También llevaron a cabo la apertura del Perú a nuevos horizontes, como la vinculación con China y los países del este de Europa; su capacidad permitió que nuestro país fuese un actor importante en las negociaciones norte-sur para mejorar los términos de las relaciones políticas y económicas mundiales. En pocas palabras, fueron Carlos Alzamora y su generación quienes dieron al Perú una política externa moderna e independiente.

Embajador del Perú ante las Naciones Unidas y los Estados Unidos, fue el único diplomático peruano que en su trayectoria profesional tuvo la enorme responsabilidad de dirigir con éxito la llamada Comisión de Reparaciones de la ONU por la guerra de Iraq contra Kuwait, que pagó 54.400.000.000 dólares a un millón y medio de afectados, lo que le ganó el encomio del secretario general de la ONU.

También se desempeñó como secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), y ya retirado del servicio activo acometió tareas tan delicadas como ser el asesor principal en la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos o la organización —por primera vez en el Perú— de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico.

Pero fue también un intelectual de nota, que nos entregó testimonios importantes como su emblemático Medio siglo por el mundo o el bello libro sobre Raúl Porras Barrenechea La agonía del visionario.

Ha partido Carlos (25 de agosto de 2023), de quien tuve el honor de ser “hermano menor”, como me trataba afectuosamente; él fue un maestro, ejemplo y amigo entrañable al que voy a extrañar de todo corazón.

(*) secretario general de la CAN

Publicado en el Diario La República