Nuevas elecciones congresales. ¿Más de lo mismo?

Por: 

Francisco Pérez García

Si los sondeos electorales -esos que inexplicablemente siguen siendo silenciados en épocas donde las redes sociales te cuentan todo- confirman las tendencias del voto para el domingo 26 de enero, tendremos un nuevo Congreso que de “nuevo” no tendrá ni una letra y es que básicamente los partidos que respaldaron el obstruccionismo de la mayoría abrumadora de Fuerza Popular y que apoyaron la “juramentación” de Mercedes Araoz como “presidenta” tras la disolución del Congreso, serían los que controlen las decisiones en el Parlamento que llevará las riendas de la vida legislativa en el país.

Entonces, la gran pregunta que surge -con un alto porcentaje de gente que aún no decide su voto- es ¿Para qué se disolvió el congreso? Y otra interrogante es ¿por qué los sondeos no van de la mano como un efecto de la continuidad de lo que se dio en llamar la “lucha contra la mafia”?

Quizá la respuesta está en el hartazgo de ver una clase política que no cambia, que no ha aportado nada nuevo en una campaña sombría, aburrida, minada por las fiestas de fin de año y que solo ha cobrado cierta notoriedad cuando algún candidato o candidata ejecutaba una performance discriminadora, misógina, homofóbica o ventilando alguna mentira.

Los partidos que hoy lideran la intención de voto son los mismos que en octubre del año pasado decidieron confrontar su retiro de la vida política enfrentando el cierre constitucional del Congreso. Son los mismos que se encargaron de blindar en todas las formas a los acusados por corrupción, son los mismos que se opusieron a normas que podían beneficiar a la gente, son los mismos que se opusieron a la reforma política, la reforma judicial, los que quieren que las educación básica y superior siga siendo mediocre, los que quieren que el trabajo juvenil siga siendo precario y hasta esclavizante, esos, son los mismos que hoy lideran el voto para el domingo.

¿Y por qué? ¿En qué han fallado las fuerzas progresistas para no calar en la intención electoral de la gente? Tal vez en sus silencios. Tal vez en sus alianzas extrañas e inconsecuentes al inicio de la campaña. Tal vez en sus escándalos que terminaron debilitando de alguna forma a sus listas partidarias, tal vez en la incoherencia de proteger a algunos de sus candidatos acusados, sentenciados, o sobre los cuales se perfila algún atisbo de sospecha. Todo eso suma, seguramente.

O tal vez es porque la gente simplemente está más preocupada en el día a día, en conseguir el recurso para llegar a fin de mes. Tal vez porque enero es un mes clave para muchos porque se debe concretar si los hijos irán o no al colegio o si podrán llegar al instituto o la universidad. O si alguien de la familia no se enferma, agradecer que ese dinero se podrá usar para otra cosa.

Llegar al 2021 será una odisea para el gobierno de Martín Vizcarra. Las fuerzas políticas que han buscado desestabilizar el proceso de la lucha anticorrupción siguen ahí y no le van a perdonar el cierre del Congreso. Eso es un hecho. La calle ya no es un aliado. Este proceso electoral no va a legitimar la disolución y eso es una espada de Damocles peligrosa sobre nuestra débil democracia que con todo y sus imperfecciones lleva 20 años. Veremos el lunes que resultados nos depara esta nueva “fiesta electoral”.

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