Aunque de amplitud numéricamente moderada, con una participación no tan extendida como se hubiese podido esperar, hay varios mensajes en el resultado electoral del 7 de julio, en Francia. 

En primer lugar, un mensaje central:

A las fuerzas de la burguesía francesa, las más comprometidas con el neofascismo, y a su gobernante de turno (con todas sus dependencias y complicidades), un mensaje de rechazo rotundo por la incorporación que habían efectuado del neofascismo como alternativa probable para administrar la crisis. 

Al mismo tiempo que su condena por haber "banalizado" la naturaleza criminal y antipopular del neofascismo, haciendo creer que ya no era tan peligroso como el original, que se había "adaptado a la república", suavizado y matizado.

En segundo lugar, un mensaje claramente político:

Si el neofascismo y la mayoría saliente (la del presidente actual) son netamente descalificados como alternativas de gobierno, con un amplio rechazo al primero, que ya se veía con mayoría absoluta, formando gobierno (y distribuyendo ministerios a la más nefasta reacción), tampoco le otorga mayoría absoluta (aunque si mayoría simple) al nuevo frente popular, a la nueva izquierda.

Probablemente por ya haber sido defraudado el electorado popular anteriormente, probablemente por desconfianza a sus actuales dirigentes, más seguramente para invitarlos a que muestren aquello de lo que son capaces, para que no sea una mayoría fugaz (que vaya a entrar en "combinaciones" inconfesables).

Pero es importante también subrayar que esta reacción (insistamos: ponderada) de los electores constituye otro "parale" al neofascismo en Europe, con lo que se vuelve un tercer mensaje importante, luego de los casos español y portugués (no hubo el mismo sentido en las elecciones británicas) en que se opera un rechazo abierto del neofascismo, utilizando la papeleta electoral, abriendo quizás una clara posibilidad de izquierdas en Francia, tal vez a medio plazo.

Affaire à suivre...

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* Pablo Luna, peruano, profesor de Historia Colonial en La Sorbona, camarada de izquierda desde los 70.