Deuda mundial: nuevo récord histórico y sus mitos

Por: 

Alejandro Narváez Liceras(*)

La deuda mundial pública y privada (familias, empresas y gobiernos) ha sumado al IT24 un total de 315 billones de dólares, siendo éste un nuevo récord histórico, frente a los 313 billones registrados en diciembre de 2023, según el último Informe del Instituto Internacional de Finanzas (mayo 2024). El Informe revela que dicha deuda aumentó en 2 billones de dólares durante los tres primeros meses de este año.  Al cierre de 2023 la ratio deuda mundial/PBI se situó cerca del 330% del producto bruto interno (PBI) mundial. De acuerdo a distintos pronósticos, todo   indica que el pasivo mundial seguirá creciendo, inexorablemente. En este artículo intentaré explicar los pros y los contras de la deuda pública y los mitos que hay en torno a ella.

La deuda pública 

Los continuos déficits presupuestarios, más conocido como déficit fiscal, han provocado el aumento inevitable de la deuda pública (interna y externa) en todo el mundo. Cabe recordar que la deuda pública o soberana viene a ser el volumen de dinero que un Estado pide prestado en los mercados financieros para financiar su déficit.  Un país incurre en déficit cuando los gastos realizados por el Estado superan sus ingresos no financieros en un determinado periodo. Este escenario puede deberse a una caída de los ingresos fiscales, a una baja presión tributaria, bajo crecimiento económico, exceso de gasto público, etc.

Como es sabido, para cubrir el déficit se recurre habitualmente a la financiación ajena o de terceros. Las opciones para conseguir tal financiación son muchas. Citamos algunas como la emisión de títulos o valores llamados bonos soberanos o bonos del Estado.  También se puede acudir a los acreedores financieros bilaterales o prestamistas internacionales como el FMI, BM, BID, NBD BRICS, entre otros. El déficit se representa por costumbre como porcentaje del PBI, lo que “ayuda” a conocer la capacidad de pago del país deudor. En teoría, a menor porcentaje de la ratio deuda/ PBI, mayor capacidad de pago. 

Sin embargo, considero que esta forma de medición es errónea. El porcentaje de la deuda pública habría que medirlo sobre los ingresos públicos del gobierno y no sobre los ingresos totales del país, que es lo que representa el PBI. El gobierno no puede contar con todo el PBI para pagar sus deudas, ya que la mayoría de ese PBI no le pertenece ni lo va a ingresar nunca. ¿Por qué todos los gobiernos lo hacen así? Para mí, es una convención o una costumbre carente de rigor. Pero desde luego la foto les sale mejor que la realidad. Sirve para auto engañarse y engañarnos.

Los cálculos del FMI (abril 2024) apuntan a que la deuda pública aumentará de manera consecutiva hasta rozar el 99% del PBI mundial en 2029, impulsado principalmente por algunas grandes economías (Estados Unidos, China, Italia, Reino Unido), que necesitan imperiosamente adoptar medidas urgentes para corregir sus desequilibrios presupuestarios.  Por otra parte, el Fondo estima para Estados Unidos un déficit fiscal del 6.5% para este 2024 y del 7.1% para el 2025.  En el caso de China, el déficit sería del 7.4% y 7.6% en esos dos años, respectivamente. En valores absolutos, la deuda pública de Estados Unidos alcanzó a finales de diciembre de 2023 los 34 billones de dólares por primera vez en la historia, debido principalmente a la caída de los ingresos fiscales y el aumento del gasto público.

Según la misma fuente, la deuda pública de los países desarrollados alcanzaría a 120% del PBI para el 2025, mientras que la deuda pública de los países emergentes y de ingresos medios sería de 80%, todo ello en un entorno de tensiones geopolíticas, guerra comercial y elevadas tasas de interés. Entre tanto, el crecimiento económico global seguirá su tendencia negativa, debido a la baja productividad, una demografía decreciente y una inversión privada y pública cada vez más débil. En el cuadro 1, se presenta el ranking de los 10 países más endeudados del mundo.  

Los pros y los contras de la deuda pública

La deuda pública destinada a inversiones productivas es fundamental para el desarrollo de un país. No existe país alguno que se haya desarrollado sólo con recursos propios, mejor dicho, sin endeudamiento. El progreso de una nación requiere inversiones cuantiosas en infraestructura, capital humano y capacidad de adaptación al cambio climático. Por lo tanto, la deuda pública productiva con objetivos claros y una gestión transparente en el marco de una política económica de crecimiento creíble, es clave. 

En cambio, una deuda improductiva y mal gestionada, puede provocar más endeudamiento y convertirse en una restricción financiera permanente que ralentice el crecimiento económico de un país.   En estas condiciones, la deuda pública se convierte en un problema que exige una solución política para evitar dichas restricciones. En América Latina y el Caribe el grueso de   la deuda pública ha sido claramente improductivo y una parte importante de su modesto crecimiento fue orientado al pago puntual de la deuda. De mantenerse esta forma de administrar la deuda pública, los problemas sociales (pobreza, hambre, desigualdad, exclusión) aumentarán inevitablemente. 

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