Más litio en Bolivia

Por: 

Gonzalo García Núñez

Lucho Arce es el nuevo presidente de Bolivia, venció de modo inobjetable con el 56% del total de la votación portando los colores del Movimiento al Socialismo (MAS). 

Con catorce años al frente de Palacio Quemado, el partido cuyo líder más conocido es Evo Morales Mayma, le gana a Carlos Mesa, sosegado social demócrata centrista, después de haber superado el golpe parlamentario de Jacqueline Añez. 

Arce recoge el voto mayoritario de las principales regiones del país vecino con la reiterada excepción de Santa Cruz -diferencias que atañen tanto a factores políticos partidarios e ideológicos como verticales distancias sociales-.

El proyecto político convoca a los ciudadanos de las comunidades y cooperativas, a los campesinos y agricultores, los trabajadores de las fábricas y los laboratorios, los profesores e intelectuales, los trabajadores auto empleados y ambulantes, en suma a una vasta coalición  transformadora.

Nótese que el programa político del MAS, tal vez su principal atributo, tuvo un anclaje extraordinariamente potente en la voluntad compartida por miles de bolivianos de  diversificar su economía, desarrollar sus fuerzas productivas y establecer armoniosas relaciones entre las clases sociales, en especial de sus pueblos originarios. 

Se trata de construir una estructura productiva endógena y participativa, industrializando los ingentes recursos energéticos y materiales con que los ha premiado la madre naturaleza. Y con ellos edificar una economía articulada en promisores y grandes circuitos de producción de bienes y servicios que elevan la productividad de economía, fortalecen su competitividad internacional y abaratan sus costos internos, respetando el medio ambiente y preservándose del cambio climático. 

Los pueblos de Bolivia ya han recibido prueba patente que esta promesa es posible.  

De un poco más de un PIB de 9 mil millones de dólares en el 2006,llegada del MAS de EVO,  hoy se acercan a los cincuenta mil millones con la aplicación del programa económico progresista cuya tasa promedio de crecimiento lidera a los países de América Latina. 

Luis Arce condujo ese proceso de acumulación económica que lo que ha revertido hoy en una votación mayoritaria y concluyente.

La gente ahora vota por el futuro hecho de fábricas, empleos, tecnologías, ingeniería, capacidades y conocimientos. Junto a ellos, la salud para todos y la educación universal y gratuita indispensable para la protección de los sectores vulnerables. 

La propuesta pone en valor un proyecto de cadenas de nuevas industrias industrializantes que parte del uso racional y nacional de la ingente dotación de insumos energéticos básicos, provenientes de recursos fósiles, hidrocarburos, gasíferos, etano y metano, petroquímico. Pero también la energía hidroeléctrica y térmica lograda por las caídas de agua, los diferenciales de cota andinos y la puesta en operación de centros de distribución y redes de transmisión eléctrica que la acumulan. 

Los bolivianos miran hoy no sin dificultades hacia la incorporación de nuevas opciones tecnológicas en el marco de un pluralismo empresarial. 

Abren paso a la transición energética del SXXI, por ejemplo hacia las nanotecnologías: investigación, exploración, explotación y utilización del litio, que es indispensable para fabricar baterías eléctricas de la nueva generación de celulares y junto con ellas fablabs de procesos nanos, el litio para fabricar vehículos accionados por electricidad, automóviles enchufados, medios de locomoción híbridos, transportes de carga con gran autonomía, ferrocarriles de alta velocidad.   

Nadie discute ya que esto es posible. Evidencia. Baste comprobar la importancia de haber llevado calor a los hogares alto andino, usando de la masificación domiciliaria del gas natural. 

Nuestros compatriotas de las fronteras con el histórico Alto Perú y el lago Titicaca usufructúan del bajo costo del gas natural que, por lo demás, llega por conexión directa a los hogares paceños y se distribuye por balones en los lugares alejados. 

Importa también la investigación aplicada que trae la industria química inorgánica y el software de regulación logística a la enorme disponibilidad de recursos alimenticios. Es el caso ejemplar de la quinua, en que Bolivia disputa el liderazgo de la producción mundial con el Perú. Soya, oro, tan famoso como el de Potosí, minerales de la nanotecnología contemporánea, híbridos, trenes, agua. Modernidad.

Bolivia enfrenta el reto de insertar la ciencia, tecnología e innovación a los campos blancos de los salares de Uyuni. Por eso ha construido en joint venture con firmas mundiales, las primeras plantas pilotos y una cincuentena de laboratorios para modelar en reducido (400 tons) lo que será, si se superan insuficiencias técnicas, un complejo de gran producción de derivados de los productos de los salares y las pozas en el futuro próximo.

Compartir recursos con Bolivia de Lucho Arce, Argentina de Alberto Fernández, el Chile del sí apruebo al 79.87% y Perú en hora de parto reabre un cuadrángulo de oportunidades a la integración regional latinoamericana. 

Que le otorga sentido al reverdecer de  una comunidad andina de nuevo tipo y le abre la puerta a la formación de industrias mixtas de transición ecológica con los inversionistas institucionales de Latino américa, China, el sudeste Asiatico y los otros líderes planetarios  de la producción flexible y cada vez más telemática.

Celebremos como ciudadanos, demócratas, ingenieros y científicos, el triunfo de los pueblos de América en estos días de víspera. Magnífico resultado para Lucho Arce y su aguerrido equipo de campaña. Hagamos una pausa en nuestro doloroso tiempo de pandemias. Y concelebremos el hermoso triunfo constituyente del pueblo de Salvador Allende en que ha arrasado el aprobatorio voto plebiscitario ¡por 79.87’%, tendrán una nueva constitución!    

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