¿Es el fin del movimiento magisterial bajo conducción del CONARE?
Hace unos días la facción magisterial liderada por Pedro Castillo decidió levantar la huelga que iniciaron a finales del mes de junio. Salvo algunas movilizaciones regionales y un par de plantones en Lima, la protesta no tuvo el impacto que descolocó el año pasado al gobierno de Pedro Pablo Kuzcynski.
Fuentes del Ministerio de Educación consultadas por Otra Mirada, y que prefieren la reserva del caso, han brindado alguna información sobre el camino seguido por Castillo y sus seguidores para levantar una huelga destinada al fracaso.
Castillo, se dirigió al ministerio para conversar con miembros de la alta dirección del Minedu para solicitar la firma de un acta y concretar el levantamiento del paro. Esta acta, hubiera sido un arma importante para la facción del CONARE-SUTE para ser reconocidos como un actor válido frente al ente rector del sector.
Sin embargo, las fuentes señalan, que se le recomendó al ministro Daniel Alfaro no aceptar este pedido -precisamente porque daría validez a un movimiento que no tiene representación ante el ministerio- y más bien se recomendó que sea Castillo y su dirigencia la que decida el levantamiento de la medida de fuerza.
Esto, basado en los informes que llegan de regiones donde se señalaba que la movilización “no prendió como sí ocurrió el 2017”. A ello hay que sumar los informes que llegaban de las Direcciones Regionales de Educación que corroboraban la mínima ausencia de docentes en sus centros educativos. La cifra de profesores objetos de descuento en sus salarios no superaba la treintena en algunas regiones.
El sábado 30 de junio la FENASUTE (nuevo nombre del CONARE) tuvo su asamblea de delegados. No se sabe a ciencia cierta cuantos asistieron y de qué regiones. Aquí se esperaba, según información de nuestras fuentes, que se acordara el levantamiento de la huelga, que a esas alturas ya no despegaba, pero Pedro Castillo logró el acuerdo de insistir en una salida negociada con el MINEDU para no repetir la experiencia del año pasado donde levantaron la huelga sin nada.
Derrotada esta huelga magisterial, Pedro Castillo suma su tercera derrota en la conducción del movimiento magisterial de las bases de los SUTE; y el SUTE CONARE que viene repitiendo huelgas desde el 2002 con el mismo objetivo estratégico sumaría su sexta derrota sindical.
Bajo estas premisas, se puede ensayar algunas teorías respecto al futuro de esta facción del movimiento magisterial:
1. El movimiento magisterial que condujo el CONARE fue una tenaz lucha de los maestros por democratizar el sindicalismo del magisterio en manos de Patria Roja que maneja el SUTEP. En todas sus plataformas de lucha desde el 2002 a la fecha se trazaron por objetivo expulsarlos del movimiento magisterial. No lo lograron, pero generaron una profunda crisis en el sector que ha llevado -entre muchos docentes- al descrédito del sindicalismo magisterial.
2. Patria Roja y, por cierto, los partidos y grupos políticos que cuestionan la conducción del SUTEP de Patria Roja, no han logrado entender las demandas de mejoras del magisterio que no son precisamente sindicales reivindicativos solamente, sino también de una mayor y mejor profesionalización de sus labores. Es por eso que no lograron parar la reforma educativa, menos la evaluación docente como también era su objetivo.
3. Si bien los sindicatos son constituidos para defender derechos y conquistar derechos de los trabajadores, en el caso de los gremios profesionales, estos tienen también un componente de identificación de profesionales de la educación. No lo entendieron así, e insistieron y pusieron por delante su condición de trabajador del Estado, y por ello, antepusieron a todo debate de la carrera magisterial a su condición de trabajador del Estado y por ello, de su defensa de la estabilidad laboral absoluta.
Esta derrota del CONARE, sin embargo, no es buena para el magisterio ni tampoco para el movimiento social. Lo que se requiere es que todos seamos conscientes de la necesidad de contar con un nuevo movimiento magisterial democrático en su estructura gremial, y que surjan liderazgos democráticos que los represente.
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