Sin educación no hay desarrollo

Durante los últimos meses hemos escuchado las voces de protesta de miles de docentes en todo el país, exigiendo lo que vienen reclamando hace años: reconocimiento. Si bien el motor fundamental de la protesta en esta ocasión fue la Ley de Reforma Magisterial propuesta por el Ejecutivo, nuevamente el tema de fondo es el abandono estatal a este sector fundamental para el desarrollo del país.

Duela a quien le duela, las manifestaciones docentes en las calles no son el problema de la educación, ni las responsables de los bajos niveles que presentan los estudiantes de nuestro país: son el síntoma. El síntoma de que hace falta una Revolución Educativa que, entre otras cosas implica la asignación de mayor presupuesto para poner en marcha un gran cambio en este sector. Pero, además, es fundamental desarrollar cualquier cambio de la mano de los maestros quienes son, finalmente, el pilar de cualquier reforma, los protagonistas.

La “Revolución Educativa”, planteada por el presidente Ollanta Humala en su plan de gobierno, es imposible sin un aumento considerablemente en el presupuesto destinado al sector. El 3% del PBI destinado a esta cartera resulta una insignificante y nada de lo urgente podrá ponerse en marcha si es que se mantiene, como en otros sectores, el piloto automático del poder económico corporativo. Los gobiernos anteriores han fracasado en esta tarea por los mismos motivos y el precio lo siguen pagando los educandos quienes, además de una educación de baja calidad se encuentran, ahora, concluyendo un año escolar que ya ha sido afectado. La recuperación es imposible según diversos especialistas.

Pero también es importante recoger las lecciones de esta última huelga de docentes. Lecciones como son la importancia de alcanzar una normativa única para el magisterio, pero que ello debe realizarse incluyendo a los docentes, acción que el gobierno de turno aún no realiza. Y, además, considerar que la conflictividad en el sector puede ser una oportunidad siempre que el Estado se haga presente y dialogue con los docentes. La última protesta  evidenció, por ejemplo, el carácter del sindicato magisterial. El Sindicato Magisterial tiene larga tradición de lucha social, pero la agremiación actual está fragmentada, sin expresar el frente único, con una pugna dirigencial que pretende ser reducida entre dogmatismos sectarios y los prosenderistas terroristas. Es fundamental, en la recuperación del frente único y en la lucha por transformar la educación al servicio del desarrollo nacional, democratizar el sindicato como frente único, y ampliar los escenarios sociales de la reforma educacional pedagógica. De no lograrse, los maestros no tendrán una efectiva institucionalidad con la cual impulsar activamente  la revolución educativa progresista.

En Otra Mirada consideramos que es fundamental que el sector Educación sea prioridad. Por ello, el día de mañana con el Diario La República, publicamos nuestro suplemento dedicado a la Educación en el Perú considerando, sobre todo, los pasos a seguir para realizar una verdadera Revolución Educativa que implica que el Ministerio de Economía deje de ver en el sector un gasto, para considerarlo una oportunidad y un deber. Pero también, haciendo un llamado al gobierno para considerar una verdadera transformación en el sector. Ésta debe apostar por el desarrollo nacional con ciudadanía, reconociendo a la comunidad educativa y los maestros y con un liderazgo real.

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