Nicaragua: «Este no es un gobierno de izquierda, es un gobierno corrupto»

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José Bautista/ lamarea.com

ENTREVISTA

Gioconda Belli, la escritora y exguerrillera denuncia en esta entrevista una campaña de represión y censura en Nicaragua, y acusa al gobierno de Daniel Ortega de traicionar el legado sandinista.

A finales de la década de los 70, la Revolución Sandinista de Nicaragua puso fin a la dictadura de Anastasio Somoza, uno de los déspotas más violentos de la larga lista de autócratas que gobernaron manu militari América Latina. Entre sus principales líderes se encontraba un joven Daniel Ortega, quien tras la caída del tirano se integró en la Junta de Gobierno que dio forma a un nuevo Estado de inspiración socialista y democrática. Medio siglo después, Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, rigen el país con mano de hierro junto a sus siete hijos y un reducido grupo de personas.

Para que los lectores se sitúen: ¿cuál es la situación de Nicaragua en este instante?

En abril de 2018 hubo una revuelta popular contra el gobierno por su reforma del Seguro Social. Hubo protestas y fueron reprimidas con mucha fuerza. Hubo 328 muertos, más de 2.000 heridos y se exiliaron más de 10.000 personas de Nicaragua. Desde entonces hay un estado casi de sitio en el país. Hay una represión fuera de todo control. No dejan salir de casa a personas opositoras y también a algunas que estuvieron en la cárcel y que después fueron liberadas por una amnistía. Les ponen una patrulla de policía y les prohíben salir. Han sido secuestrados muchísimos jóvenes líderes de barrio. Últimamente la situación rebasó todo límite.

Daniel Ortega está encarcelando a opositores y posibles candidatos que podrían derrotarle en las urnas. También está persiguiendo a los periodistas. ¿A qué se debe esta nueva ola represiva?

La oposición se preparó para las elecciones de noviembre de este año y ahora, a cinco meses de esas elecciones, mientras se pedían condiciones para que hubiese elecciones libres, el gobierno empezó una redada y aprisionó a la mayoría de los precandidatos electorales. Había cinco: Cristiana Chamorro, que era la más popular en las encuestas, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora y Arturo Cruz. Todos han sido detenidos. A Cristiana Chamorro se le acusa de lavado de dinero. Es absurdo. Ella tenía una ONG que apoyaba a la prensa independiente y recibía dinero de la cooperación internacional. Entregaba las cuentas todos los años al Ministerio de Gobernación de Nicaragua. La Agencia de EEUU para el Desarrollo, que le daba dinero, dijo que todas las cuentas estaban claras. Así lo han dicho también otros organismos: la cooperación suiza, la Unión Europea… Es una fabricación para evitar que sea candidata electoral. Ella está ahora con la casa por cárcel, totalmente incomunicada. A Arturo Cruz lo detuvieron en el aeropuerto cuando llegaba de Estados Unidos. A los demás los detuvieron en Nicaragua. Nadie los ha podido ver. No han podido hablar con sus abogados. Es una situación fuera de toda legalidad. Eso es lo que está pasando en Nicaragua.

Antes de estas detenciones ya había 120 presos políticos en Nicaragua. También apresaron a figuras políticas como el antiguo presidente de la COSEP (patronal nicaragüense), a toda la directiva de lo que era el Movimiento Renovador Sandinista, que ahora se llama UNAMOS, entre ellos a Dora María Téllez, Hugo Torres y Víctor Hugo Tinoco, tres excombatientes y héroes de la revolución sandinista. Tampoco nadie sabe cómo están ni han tenido acceso a un abogado.

Su hermano también ha sufrido represalias, ¿qué le pasó?

Acosaron a mi hermano Humberto, editorialista del diario La Prensa. Se fue de Nicaragua y entonces llegaron a su casa con 30 policías y perros. Estuvieron tres horas en la casa. Al día siguiente llegaron 10 hombres con pasamontañas. Dijeron que eran ladrones y se llevaron todo. Amarraron a mi cuñada y a mi sobrina. Amenazaron con violar a mi sobrina y dijeron que era un segundo operativo. Así lo dijeron. Las dos oyeron eso. Nicaragua está ahorita en una situación de indefensión absoluta. Desde septiembre de 2018 están prohibidas las marchas. En diciembre de ese año confiscaron dos medios de comunicación importantes.

¿Cómo justifica el gobierno de Ortega esta ola represiva?

El gobierno está ocupando tres leyes que promulgó entre octubre de 2020 y febrero de 2021. La primera, de agentes extranjeros, establece que cualquier organización que reciba dinero de la cooperación internacional debe registrarse y, al hacerlo, pierde todos sus derechos políticos. Después hicieron otra ley de ciberdelitos para callar a la prensa independiente. Le dicen ‘ley mordaza’ en Nicaragua.

La otra ley es la de los derechos de los nicaragüenses a la soberanía, la autodeterminación y la independencia. Es una ley absolutamente ambigua que acusa de traición a la patria a cualquier persona que gestione ayuda en el exterior, que denuncie lo que está pasando en Nicaragua, que incite a injerencia extranjera, que aplauda las sanciones que se le hacen al país. Esta ley permite condenar a cualquiera que ellos consideren que está dejando en mal lugar el nombre de Nicaragua.

Estas leyes están hechas específicamente para el momento de las elecciones, para que no pueda haber competencia electoral. El gobierno ya ha dicho que no aceptará observación internacional en las elecciones. A estas alturas, la suerte ya está echada. En esas elecciones no participará nadie que realmente pueda hacer competencia a Ortega, solo unos partidos creados por ellos. Partidos ‘zancudos’, les decimos nosotros.

Argentina y México han llamado a sus embajadores en Nicaragua. El excomandante y exguerrillero Luis Carrión se suma a la larga lista de sandinistas que han salido del país. ¿Qué apoyos le quedan a Ortega?

Le quedan muy pocos apoyos: el de Cuba, el de Venezuela, también Bolivia… Se están quedando solos. El problema también es que se cree que el gobierno de Daniel Ortega es de izquierda, cuando realmente no queda nada de izquierda en ese gobierno. Están usufructuando el legado del Frente Sandinista desde que volvieron al poder en 2007. La mayoría de los sandinistas históricos salimos hace mucho del Frente Sandinista.

El gobierno de Nicaragua tiene una guerra contra todos los que fuimos sandinistas porque los hemos denunciado como traidores de todos los ideales de la revolución. Realmente el gobierno de Ortega está actuando de una forma neoliberal. Han hecho algunos programas sociales, pero no han hecho nada que esté cambiando la situación de Nicaragua. Son prebendarios. Venezuela les estuvo entregando 500 millones de dólares al año durante nueve años, pero esos millones no pasaron por el presupuesto nacional, sino que fueron usados discrecionalmente por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Este matrimonio ha concentrado tal poder en sus manos que domina todos los aparatos del Estado. Todos los poderes del Estado le están subordinados. Ellos están como Luis XIV: el Estado son ellos.

Un manifestante con una máscara del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en una de las manifestaciones de 2018. (REUTERS / Oswaldo Rivas)

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son complacientes con el régimen actual de Nicaragua. Los mandamases de la Iglesia Católica nicaragüense y la patronal COSEP, también. ¿Por qué?

Realmente Nicaragua accedió a ayuda tras el paso de los huracanes Eta e Iota, y también por la pandemia. El banco que más dinero les ha dado es el Banco Centroamericano de Integración Económica, el BCIE. Su director dijo que ellos solo consideran la parte económica y no lo político. Le acaban de dar a Ortega 160 millones de dólares.

No es verdad que los mandamases de la Iglesia Católica están felices con ellos. Más bien la Iglesia ha sido una de las víctimas de esta ola represiva de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Han sacado varias cartas pastorales de la Conferencia Episcopal condenando lo que está pasando y pidiendo elecciones libres y que no se encarcele a las personas por sus opiniones. Varios curas han sido perseguidos. En la huelga de hambre de las madres de los muchachos que fueron asesinados en 2018, encerraron al cura en una iglesia. Les cortaron el agua, la luz y los tuvieron ahí por un mes. Hay mucho descontento. Lograron que el el Papa se llevara de Nicaragua al obispo de Managua, que era un tipo muy fuerte. Lo acusaron y lo amenazaron tanto que la Iglesia decidió que se fuera para salvarle la vida.

En cuanto a los empresarios, sí estuvieron en colaboración con Ortega durante muchos años, pero cuando se dio toda la matanza de abril de 2018, rompieron con ellos. Ahora están siendo perseguidos. A los dos días de empezar las protestas (de 2018), el gobierno empezó a matar a los jóvenes universitarios que habían tomado las universidades. Los mataron con francotiradores y hay muchos documentos que muestran cómo tiraban de cintura para arriba a matar. Hubo 328 muertos. Esto fue documentado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes para Nicaragua. Fue una masacre producto de una operación de limpieza en la que no dejaron que se salvara nadie que estaba en las barricadas. Los mataron o los apresaron.

El gobierno de Ortega ha puesto en marcha políticas que criminalizan el aborto, incluso el terapéutico. ¿Cómo afectan las políticas de Ortega a las mujeres nicaragüenses?

El aborto terapéutico, que era permitido en Nicaragua desde el siglo XIX, fue prohibido con los votos del Frente Sandinista. En ese momento no estaba Daniel Ortega de presidente, pero hizo un arreglo para que la Iglesia lo apoyara en ese momento. Rosario Murillo tiene un discurso pseudo-religioso que manipula los sentimientos religiosos de la gente, hablando de la familia y de valores muy conservadores.

Este no es un gobierno de izquierda, es un gobierno corrupto. Los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo manejan todos los medios de comunicación del Estado, donde se han descubierto casos de corrupción bien grandes. Viven como millonarios. Posiblemente sean una de las familias con más dinero en Nicaragua. No tienen un comportamiento de izquierda. Si fueran de izquierda, serían estalinistas. 

En 2018, en plena ola de movilizaciones populares contra el régimen de Ortega, usted concedió una entrevista a La Marea. Entonces, Ortega hablaba de un complot internacional para derrocarle. ¿Es optimista o cree que, una vez más, la violencia del Estado silenciará a quienes piden justicia y democracia?

Ahora silencian a la gente porque está prohibido marchar. Silencian a cualquier persona que tenga una opinión crítica, incluso en las redes sociales. A Miguel Mendoza, cronista deportivo, lo tienen capturado y detenido, acusado de traición a la patria por escribir tweets. Es lo único que hacía. No sabemos para dónde vamos. Estamos en un estado de indefensión absoluta. Este comportamiento de las últimas semanas en que han apresado a toda esta gente… Allanaron la casa del gran periodista Carlos Fernando Chamorro. Él y otros muchos se tuvieron que ir del país. Se tuvo que ir Luis Carrión, que era uno de los comandantes sandinistas.

Yo posiblemente no pueda regresar, por lo menos por un buen tiempo. Sergio Ramírez está fuera… Estamos muy preocupados porque el comportamiento que están teniendo es irracional. Se están quedando aislados a nivel internacional y esto va a ser muy negativo para Nicaragua. Hasta ahora, las sanciones de Estados Unidos han sido contra personas, no nos han puesto sanciones al país. Yo creo que eso va a cambiar pronto por el comportamiento que están teniendo Ortega y Murillo. No sé. Es impredecible lo que va a pasar.

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