Narcomunicore

La historia de Comunicore salta a la palestra gracias a la valiosa información de la revista Poder, que recoge un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) sobre este caso.

La historia de Comunicore salta a la palestra gracias a la valiosa información de la revista Poder, que recoge un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) sobre este caso. ¿Cómo así un poderoso informe de la UIF, que demuestra que la empresa fantasma Comunicore formaba parte de una organización que lavaba dinero del narcotráfico, sale a la luz cinco años después de desatarse el escándalo? ¿Por qué el fiscal encargado en su momento de la investigación del caso, Mateo Castañeda, afirma que nunca conoció la existencia de este informe? ¿Quiénes son los responsables del encubrimiento de un caso que libró de cualquier investigación al candidato municipal Luis Castañeda Lossio?

El caso Comunicore es uno de los mayores escándalos de corrupción ocurridos en el país. Una triangulación casi perfecta que se inició cuando Comunicore compró la deuda de S/. 35 millones que Relima (empresa encargada de la limpieza pública de la capital) mantenía con la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) por S/14, 6 millones. Se supone que la MML pagaría la deuda en 10 años pero no se fue así. Se pagó de inmediato, con lo cual Comunicore se benefició con S/21,6 millones, que según la UIF habrían ido a parar no solo a los bolsillos de los funcionarios de Relima, sino que llegarían hasta las manos del narcotraficante Álex Montoya Agüero.

En el procedimiento que se empleó en el pago de la MML a Comunicore se identificaron “actos de conversión, transferencia y ocultamiento de activos que se ajustarían a la tipología de utilización de empresas de fachada para el lavado de fondos del narcotráfico”. Así, Comunicore habría sido creada premeditadamente para obtener de modo fraudulento el dinero que la Municipalidad de Lima debía a Relima. Y se hizo con ayuda "de adentro". Las investigaciones lograron alcanzar a los gerentes financiero y administrativo que ejecutaron el pago a Comunicore durante la gestión de Castañeda Lossio. Se trata de funcionarios del más alto nivel y, vale decirlo, personal de absoluta confianza de Castañeda. ¿Actuaron a sus espaldas estos funcionarios de su absoluta confianza? ¿Por qué Castañeda, en lugar de pedir las investigaciones del caso, busco por cualquier medio que lo excluyeran? ¿Cuál era su temor?

El desinterés de la más alta autoridad edil para que se esclarezca un caso de lavado de activos como el de Comunicore, pone al descubierto la continua y cada vez mayor infiltración del “dinero sucio” en la política. El dinero producto del narcotráfico o de la apropiación del dinero público costea campañas o mantienen en el poder a diversos caudillos políticos frente a las instituciones de control que aparecen amarradas de manos. El informe de la UIF no fue incluido por el Ministerio Público en la resolución fiscal de octubre de 2012, cuando se buscaba incorporar al narcotraficante Montoya Agüero en el mismo proceso que se le seguía a Castañeda Lossio. El fiscal a cargo de la investigación, Mateo Castañeda Segovia, ha afirmado que no le enviaron ese informe, lo cual es desmentido por la  UIF. No olvidemos que Mateo Castañeda, tras renunciar al Ministerio Público, termina siendo abogado de Luis Castañeda Lossio.

Si las instituciones de control fallan, los ciudadanos nos vemos inmersos en una escenario donde la corrupción parece inundarlo todo. Luis Castañeda nunca fue investigado, por lo que no sabemos cuál fue su real vínculo con la “lavandería” Comunicore. Sin embargo, está a punto de ser elegido nuevamente Alcalde de Lima. ¿Es justo que los ciudadanos estemos por elegir a un candidato con tremenda sombra por dilucidar?

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