Manuel Dammert, en el cielo de los inmortales

Por: 

Alejandra Dinegro y Jorge Pizarro

Llenaba espacios imaginados, llegaba a sitios donde, talvez nunca, llegó alguien. Hacía que sus más ácidos contrincantes lo escucharan y terminaran reconociendo que tenía razón. Así lo hayan dicho en voz baja. Era capaz de hacer lo posible de lo imposible, de las causas perdidas o, mejor dicho, asumía las tareas más complejas, de aquellas que casi nadie quiere hacer. Ese era Manuel Dammert, el ex diputado de Izquierda Unida, el ex congresista de la República.

Uno de los líderes históricos de la izquierda peruana, de la vertiente mariateguista, falleció la madrugada del 25 de marzo, en horas de la madrugada, víctima del Covid-19, en una de las salas del Hospital nacional Edgardo Rebagliati. Y pasó a formar parte de los más de 100 mil peruanos que han fallecido por esta incontrolable pandemia. 

El profe Dammert como solíamos decirle sus alumnos de la facultad de Ciencias Sociales de San Marcos, fue diputado por Lima Metropolitana y congresista de la República durante 19 años en diferentes periodos: 1980 a 1985, en UNIR-PCR; con Izquierda Unida de 1985 a 1990; con Izquierda Socialista de 1990 a abril de 1992; postuló en el 2011 en Gana Perú con Ollanta Humala y reemplazó como accesitario a Javier Diez Canseco en mayo del 2013. En las elecciones del 2016 fue electo congresista en el Frente Amplio (donde se sometió a las elecciones internas), hasta el cierre del Congreso en setiembre de 2019. Siempre del lado del corazón. 

Fue miembro fundador y se desempeñaba como integrante de la Comisión Política del Movimiento Nuevo Perú, liderado hoy, por Verónika Mendoza. Durante sus últimos meses de vida participó en las movilizaciones contra el golpe de Manuel Merino junto a miles de jóvenes y movimientos sociales, siempre atrás de la banderola principal. Y, finalmente, como era previsto, en una caravana Juntos por el Perú, en Lima Norte. 

Su apego y vínculos con los movimientos sociales de esta parte de Lima, especialmente Comas, lo llevó a militar, en su Comité Distrital. A pesar de vivir a hora y media, en Breña, frente al colegio La Salle donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Paradojas de la vida, dicen que uno regresa a los lugares donde fue feliz. Sin duda, Manuel tiene varios.

Acompañar y organizar al pueblo movilizado fue su misión interiorizada que materializó junto a, por ejemplo, la Coalición de Sindicatos de Petroperú, en la lucha por la integración vertical de la empresa estatal petrolera en su lucha contra los lobbys privatizadores (como él los calificaba). Así mismo, Manuel se consideraba un portuario más por su infancia en el puerto de Supe, donde su padre fue alcalde. La Federación de portuarios lo tuvo como su asesor durante muchos años, defendiendo los puertos nacionales.

Con su retorno al Congreso de la República en el 2013, se organizó, constituyó e impulsó la conformación de la Coordinadora de Usuarios de Gas Natural Domiciliario, cuya misión trazada era la lucha por la masificación del gas domiciliario en Lima y todo el país. Manuel siempre decía: “en un país con tanta riqueza natural, con tantos recursos para los peruanos, no es posible que paguemos uno de los costos más altos del balón de gas en América Latina”. Comedores populares, jóvenes, sindicatos, intelectuales y representantes de comunidades nativas e indígenas le daban la razón. 

Los movimientos regionales del Cusco lloran la partida de Manuel, porque él fue el principal defensor del patrimonio y la memoria histórica de las provincias tupacamaristas de Canas, Canchis, Acomayo, Chumbivilcas y Espinar, cuna y trayectoria de la inmensa figura de Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Y no olvidemos que fue el principal impulsor de la nacionalización del Gas de Camisea y la renegociación de los contratos, hoy banderas asumidas por Verónika Mendoza.

La Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco lo reconoció como hijo ilustre en mérito a su destacada labor y producción intelectual. Como destacado sociólogo fue jefe del equipo que elaboró el Plan maestro de Machu Picchu, así como también jefe del equipo del Plan Maestro de Caral. Insigne y valiente proyecto que dirige –hasta el día de hoy- la Doctora sanmarquina, Ruth Shady. La Universidad Nacional de Piura, igualmente, le realizó un conmovedor reconocimiento.

Fue docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde apoyó siempre las iniciativas de sus estudiantes: revistas académicas, círculos de estudios, financiamientos, cursos libres, folletos, centro de estudiantes y donaba siempre sus libros para las bibliotecas estudiantiles y para las visitas de los alumnos que venían de las regiones. Se ganó el cariño y el respeto de diversas generaciones. Manuel era el profesor que donde veía talento y pasión, lo apostaba todo.

Manuel Dammert deja un legado y una escuela de tenacidad y honestidad política para la juventud y el Perú que clama cambios. Miles lo recordaremos por su valiente decisión de denunciar al partido aprista por las cuentas millonarias en Andorra, que lo llevó al punto de ser sancionado por 120 días, por la mesa directiva del Congreso dirigida por el fujimorismo. “Las verdades no se retiran, dijo Manuel”, aquel pleno donde sus adversarios retrocedieron. 

Manuel era el militante y dirigente de izquierda que estaba a la vanguardia de las nuevas formas de organización política y los temas impulsados desde la juventud, el movimiento feminista y ecologista. Manuel no titubeó en marchar con los jóvenes durante las cinco movilizaciones en contra de la “Ley Pulpin”. Estuvo siempre convencido que había que impulsar un acuerdo intergeneracional. Apoyó todas las propuestas de las compañeras congresistas y no por una cuestión de diplomacia, sino porque las mujeres también importan en la construcción de un proyecto de país. 

El último 08 de marzo, con motivo de su cumpleaños número 72, sus amigos le organizaron un sentido homenaje, vía zoom.  Alegre como siempre bromeó y parafraseando a Javier Heraud dijo que “no tenía miedo a morir entre pájaros y árboles” y que si eso ocurría tenía en el cielo a su tío Obispo de Cajamarca, José Dammert Bellido. 

Se fue al encuentro de José Carlos Mariátegui, Alfonso Barrantes, Jorge del Prado, Javier Diez Canseco y varias generaciones que han dado su vida a la causa de la Patria Hermosa, como solía expresarse. Hasta siempre Manuel, ya estás en el cielo de los inmortales.