Las elecciones en EEUU, la demografía y el cambio de una nación*

Por: 

Leda M. Pérez

En un artículo reciente, he comentado acerca de la importancia de la cambiante demografía para las elecciones de Estados Unidos (El Comercio, Septiembre, 2012).  Ahora, después de la reelección del Presidente Obama muchas de las reflexiones sobre los resultados electorales están poniendo énfasis justamente en esta idea. Pues, la realidad es que Estados Unidos (EEUU) de América está cambiando, racial e étnicamente y, sobre esa base, también en el sentido de sus valores y visión de sí mismo como país y como actor en el mundo. 

En lo que concierne a lo racial-étnico, EEUU ha sido un país de inmigrantes desde su colonización inicial por los pioneros ingleses, quienes buscaban practicar su versión puritana de la cristiandad en el siglo 17.

Después llegaron otros inmigrantes de los antiguos países europeos los africanos y los chinos.  Lo europeos llegaron huyendo de pobrezas y guerras y buscando mejores oportunidades. Los africanos llegaron en condición de esclavos, en el marco de la trata humana vigente hasta el siglo 19. Los chinos llegaron para reemplazar a los africanos, una vez liberados estos de la esclavitud, en una servidumbre voluntaria que resulto una experiencia casi o tan terrible como la misma esclavitud. Por ello, la mayoría de los norteamericanos tiene historias de ancestros ingleses, alemanes, irlandeses, italianos o españoles así como también ancestros de la Europa del este, que pasaron por Ellis Island en búsqueda de algo mejor, o de africanos y chinos que fueron traídos como mano de obra esclava o semi-esclava.

Pero, son las grandes oleadas migratorias de las últimas décadas - especialmente las Latinoamericanas - las que han hecho una gran diferencia en la demografía de EEUU.  Mientras sirvieron para  hacer los trabajos mal pagados pero necesarios en economías en crecimiento, la inmigración no causo problemas.  Pero, como dice el antiguo refrán, en los números esta la fuerza, y ya el juego está cambiando.  Pues, si bien muchos Latinos (y otros) siguen haciendo esos trabajos mal pagados, también ya paso más de una generación y los hijos de muchos han ido a la universidad y ahora no solo son educados pero se han comenzado a instalar en situaciones de poder. Y otros tantos han prosperado económicamente. En diferentes estados del país, hay gobernantes, congresistas, senadores, jueces y fiscales Latinos así como medianos y grandes empresarios.  Y junto con poder político y económico, en esta generación hay cada vez más conciencia política y un sentir de que el país ha cambiado y que ellos son parte – sino, en gran medida, impulsores – de ello.  

Y, esto sin olvidar a las otras comunidades no blancas, también muchos de ellos hijos de inmigrantes y con una generación de por medio, con diplomas en manos, o a las comunidades negras desde la cual nunca se ha perdido de vista la lucha por los derechos civiles, siendo el presidente un claro ejemplo de lo que es posible. 

Entonces, cuando el Presidente Obama señaló en su primera campaña electoral del 2008 el concepto de cambio, es posible que esta transformación no haya resultado en un nuevo Washington, pero que si se esté dando en la demografía y en los balances de poder de los EEUU.  Pues los hijos del Movimiento de Derechos Civiles y los hijos de los inmigrantes votan, y son bastantes (93 por ciento del voto Afroamericano y 71 por ciento del voto latino), y es un voto que mando un claro mensaje por medio de las urnas a Washington: quiero ser representado por alguien que luce como yo, en cuyas experiencias de vida puedo ver mi reflejo, y quien tiene la misma visión de país que tengo yo. 

Y, esto me lleva el tema de los valores. Con la diversidad racial-étnica en la cual los niños no blancos por debajo de la edad de 2 años hoy son más que los niños blancos, vienen otros pensares – y desafíos también. Por el lado de los desafíos, si bien hoy en día muchos miembros de comunidades no blancas han llegado a tener importantes posiciones de poder, el gran desafío sigue siendo que estas comunidades – principalmente las latinas y/o negras - han sido desproporcionalmente afectadas por la pobreza; tienen los más bajos índices en educación y salud, y están sobre representadas en el sistema penitenciario (hombres negros en primer lugar, seguidos por hombres latinos y mujeres Afroamericanas rápidamente creciendo en sus tasas de encarcelamiento). 

Hay bastante trabajo que hacer para asegurar que los “herederos” – literalmente, por sus números – del país estén listos para asumir bien el encargo. Por otro lado, en cuanto a los valores, no debe sorprender que a estas mismas comunidades de hijos de los derechos civiles e hijos de la inmigración, les interese un país que les asegure oportunidades, jugando sobre una cancha anivelada; que asegure para ellos y sus hijos la posibilidad de tener un trabajo decente, acceso a servicios de salud y una educación de calidad. 

A lo largo de la campaña electoral, los Republicanos, liderados por Mitt Romney, sugerían que lo que realmente quiere el país es que el gobierno salga del medio y que permita a la empresa libre andar y así, de esta manera, cada cual recibirá su justo premio. Pero evidentemente la mitad del país no le creyó y/o no lo ve de la misma manera. Pese a los modestos resultados que ha tenido la administración de Obama para remontar la tremenda crisis económica y las altas tasas de desempleo, para la mayoría las recetas de Romney son una película que ya han visto - y hace muy poco - donde el mercado no ayuda a que la vida sea más justa; no es el proveedor de un seguro medico asequible, y, no educa a los niños. El 6 de noviembre, mitad del país dijo si a la continuación del cambio, justo porque ellos encarnan ese cambio y porque de ellos se trata.

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