La (mala) estrella del Apra

Por: 

Francisco Pérez García

Una nueva asamblea se ha celebrado en la autodenominada “Casa del Pueblo”, local del Partido Aprista Peruano y los resultados de la votación para la elección de sus nuevas autoridades demuestran que al interior del partido fundado por Haya De La Torre no hay ni un ápice de autocrítica ni mucho menos de intenciones de cambio después de un año donde perdieron a su líder máximo y en el que entre “loncheras”, “tamalitos” y una bancada plegada a los caprichos del fujimorismo practicaron una de las peores performances políticas desde que llegaron al poder en 1985 y el 2006.

La presencia de Mauricio Mulder y Elías Rodríguez entre los “nuevos” dirigentes demuestra que el camino a seguir es el del “alanismo” que -como hemos dicho- se plegó a los vaivenes del fujimorismo congresal que degeneró en la tremenda crisis política iniciada el 28 de julio de 2016 y que ha tenido en el cierre del Congreso una pausa forzada.

Pero ¿Qué significa y vive el Apra en la coyuntura actual?

En el marco de las acciones del Equipo Especial Lava Jato, encabezado por el fiscal Rafael Vela, las investigaciones se centraron en establecer la ruta del dinero otorgado por la empresa Odebrecht a diversos funcionarios del segundo gobierno del partido aprista. En el proceso la fiscalía encontró indicios que señalaban a Alan García. El camino ya lo sabemos. La orden de impedimento de salida del país, su asilo frustrado en Uruguay, el pedido de detención preliminar y el suicidio del líder aprista.

En medio de todo eso, funcionarios de su segundo gobierno fueron detenidos. Entre ellos su exsecretario de Palacio y amigo cercano, Luis Nava, quien en todo momento rechazó las declaraciones de Jorge Barata, ex superintendente de Odebrecht en Perú, que lo señalaban como el receptor y mediador del dinero ilícito.

Nava, arrestado, se resistió a lo que llamó “persecución política”, incluso amenazó con convertirse en el “segundo muerto de la fiscalía”, en clara alusión a las voces apristas y fujimoristas que culpaban al fiscal José Domingo Pérez y al mismo presidente Vizcarra de la muerte del exmandatario, que fue una decisión personal frente a la presencia de la justicia.

Meses después, con la penuria de la prisión y ante la imposibilidad de que los indicios no disminuyan en nada, Nava habló. Al igual como hizo el empresario Miguel Atala, tal vez por la ausencia de la presión de García Pérez, tal vez por un ataque de conciencia, tal vez porque era la mejor salida. Nava confesó que Jorge Barata le entregó a Alan García dinero en efectivo “cinco entregas de 60 mil dólares en ‘loncheras’ en el local de campaña y luego en Palacio de Gobierno”.

Estas declaraciones confirman lo que para muchos era un secreto a voces: Alan García era la cabeza de todo el movimiento ilícito de dinero y sabía exactamente lo que pasaba con Odebrecht. No hay marcha atrás.  

Y cuando la prensa, los políticos y la sociedad en general apenas estaban terminando de digerir la “pepa” entregada por Nava, el castillo aprista seguía desplomándose. Uno de los “nuevos rostros” del Apra, la excongresista Luciana León fue protagonista de una nueva jornada policial. Su departamento, así como el de su hermano Rómulo, y el de su asesora Betsy Matos, fueron allanados por la policía y la fiscalía en el marco de la investigación del caso “Los Intocables Ediles”, una mafia liderada por el exalcalde de La Victoria, el “solidario” Elías Cuba, que montó una red de cobros de cupos y extorsión en dicho distrito.

Según la investigación fiscal, al menos cinco testigos habrían sindicado a Luciana León y sus allegados como el brazo político de esta banda que a cambio de cuantiosas sumas de dinero lograron que tanto León como parte de su equipo congresal trabajaran en la promoción de normas y de generación de lobbies que beneficien a la municipalidad de La Victoria y por ende a los miembros de Los Intocables Ediles.

En el proceso, se conoció que su chofer recogía el dinero envuelto como “tamalitos” que le dejaban los intocables, mientras que el hermano de Luciana León obtuvo algunas consultorías en el municipio.

Pero lo de Luciana y Rómulo Jr., parece ser algo de familia. Su padre Rómulo León, antiguo militante y dirigente aprista fue incluido como uno de los protagonistas del caso Petroaudios, en el que también se implicó al ingeniero César Gutiérrez (muy cercano al Apra) y al mismísimo Jorge Del Castillo. La suerte y la justicia les fueron favorables años después.

En este momento, en donde la lucha contra la corrupción es una carta invaluable en la coyuntura política, el Apra forma parte de una lista nada memorable de organizaciones políticas envueltas en casos de corrupción junto al fujimorismo, parte de la izquierda peruana, el Partido Popular Cristiano, Alianza para el Progreso y otros.

Pero ¿en verdad quiere el Apra renovar y sacudirse de este karma que lo ha llevado a tener solo cinco congresistas y haber pasado con las justas la valla electoral y que hoy por hoy se ha visto más perjudicado en las encuestas?

Ver la “nueva hornada” de dirigentes, con los mismos de siempre, con una elección llena de “silletazos”, protestas, peleas y denuncias de fraude es solo una marca registrada de un partido que hace rato perdió la estrella que la lleve por el buen camino.

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