Gana Perú sin Ollanta

Por: 

Carlos Bedoya

Estoy muy de acuerdo con quienes dicen que la protesta de los jóvenes que tumbó la “Ley Pulpín” ha ocasionado un desequilibrio en el sistema político peruano. Es decir que se ha roto el esquema de El Comercio y su prensa concentrada para que en el 2016 tengamos solo opciones de derecha en la segunda vuelta, que Keiko Fujimori o García Pérez ganen las elecciones y de paso que la representación política del campo popular sea poca o nula en el legislativo.

Sin duda los más jóvenes son los héroes que han hecho posible pensar en que se puede reconstruir el bloque nacional popular que le dio el triunfo a Humala en el 2011, y que se actualice la propuesta de industrialización con derechos sociales y libertades políticas que se planteaba en la Gran Transformación. La pulpinada ha dado peso nuevamente al nacionalismo y a la izquierda para reconstruir el 31 por ciento que nos lleve a segunda vuelta y de paso nos permita enganchar al centro y no –como hasta ahora se presentaba- ser más bien su cola.

Por eso es un gran error de muchos izquierdistas plantear que la lección de la traición de Ollantine es que siempre nos pasa lo mismo y por eso debemos ir solos. Peor aún, con banderas tan reducidas como las que derivan del sectarismo ecologista. Lo que realmente debemos plantearnos como una lección del 2011, es el gran instrumento que significó Gana Perú, donde entramos todos los que queremos cambios, con mayor o menor intensidad, y con más o menos velocidad en las reformas, pero cambio al fin. Creo que esa es la responsabilidad de los dirigentes de la causa del pueblo hoy.

De lo contrario, estaríamos a tono con lo que hasta hace poco era la ofensiva de quienes tienen la sartén por el mango en el país: diluir ese 31 por ciento e impedir que una fuerza opuesta al establishment del MEF sea protagonista en 2016. Los jóvenes con sus cinco marchas lo han cambiado todo. Han logrado la hazaña de paralizar las reformas de profundización neoliberal porque ante cualquier provocación saldrán de nuevo a las calles. Se han plantado como una oposición social.

Así las cosas, el propósito de este artículo es llamar la atención de todos quienes integramos el gran frente Gana Perú y fuimos traicionados por esa pareja de aventureros que vive en Palacio de Gobierno. Por ello, debemos reconstituirnos en el Congreso Nacional (ahora que el nacionalismo se parte por la izquierda), en las organizaciones sociales, en los movimientos regionales, en los sindicatos, en las ONG, en los partidos y agrupaciones políticas nacionalistas y de izquierda. Retomemos un Gana Perú sin Ollanta, con líderes jóvenes ya formados como Arbizu, Mendoza, Tejada, Glave entre otros, que en verdad refunden un movimiento progresista con una mirada amplia y no sectaria de la política, la economía, el ambiente y la cultura.

En el escenario de profunda crisis económica que se viene y de descomposición política de magnitudes, es momento de retomar el proceso de democratización que Humala frustró hace ya casi cuatro años.

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