Fuera García y Fujimori del JNE

Por: 

Carlos Bedoya

Ahora resulta que no pueden excluir a la Sra. Fujimori porque ya estamos muy cerca de las elecciones y porque está primera en las encuestas como dicen varios en la derecha. O sea, repartió plata igual que Acuña y no pasa nada.

Pero si apenas la semana pasada el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) excluyó a dos candidatos, uno porque regaló dinero y el otro porque violó la democracia interna de su partido (y estaba segundo en las encuestas). Lo peor es que eso mismo ha ocurrido con Keiko Fujimori y Alan García (incumplimiento del estatuto del PPC al aliarse con el APRA) respectivamente, pero el órgano electoral, bien gracias.

Esto demuestra cuán aprofujimorizado está el Estado. No por gusto ambas fuerzas son aliadas desde hace años: hicieron mayoría en el Congreso con Alan II y han sido parlamentarios aliados durante todo este gobierno. En realidad recompusieron su relación desde que García Pérez regresó al Perú en el 2001. Por eso él representa la candidatura más cercana al fujimorismo en estas elecciones.

La gente ya se ha percatado de que Fujimori y García tienen una enorme influencia en el Jurado Nacional como estamos viendo en diversas denuncias de la prensa (casos Áyvar, Rodríguez y Loayza). De allí que ha revivido con mucha fuerza el frente antifujimori en las calles, actor muy importante de esta nueva campaña electoral iniciada tras la exclusión de Guzmán y Acuña.

EJE DE LA CAMPAÑA
Es como si le estuviera explotando en la cara a los poderes fácticos la transición posfujimorista que truncaron, y la traición de Humala que promovieron. Porque es claro que el eje de la campaña más importante ha pasado a ser un fujimorismo-antifujimorismo en términos de una crisis del modelo político y económico que nos acompaña desde los noventa y que nunca se desmontó.

Encima están las cuentas pendientes del 2011, donde a pesar de que ganó un programa antifujimori -y no la Hoja de Ruta como nos hicieron creer- todo siguió igual. Y eso es lo que marca el 10 de abril, y lo que nos mantiene en este impasse: lo viejo está muriendo y no termina de morir; y lo nuevo no termina de nacer, pero está naciendo.

Si el JNE no aplica el principio jurídico de “a igual razón, igual derecho”, el proceso electoral se va a deslegitimar más y el antifujimorismo se va a extender. Ello seguirá alimentando a las opciones electorales diametralmente opuestas a Fuerza Popular como la del Frente Amplio y Acción Popular. Por eso es un error que Barnechea y Vitocho hayan emprendido una guerra sucia contra Verónika Mendoza llamándola chavista y vinculándola al terrorismo.

ERROR
Está bien que los candidatos a presidente y vicepresidente de la lampa hayan entendido que, con Fujimori en carrera, la disputa por quien acompaña a Keiko a la segunda vuelta es con el Frente Amplio, pero han caído precisamente en la política piraña de García y el fujimorismo.

En cambio Mendoza ha empezado a decir por qué es mejor opción que Barnechea en clave programática, tocando la recuperación del gas para empezar, sin dejar de señalar que PPK es un gestor de intereses privados y que Keiko Fujimori no solo fue “testigo y cómplice de un gobierno que institucionalizó la corrupción y que vulneró derechos humanos”, sino que hoy mismo su organización política está vinculada al narcotráfico, al lavado de activos y al enriquecimiento ilícito.

Tanto Mendoza como Barnechea están llamados a recuperar el nivel de la alicaída política peruana en estas elecciones, pero solo Mendoza se ha dado cuenta. De hecho ella (que acaba de renovar la izquierda nacional) se ha fajado con los congresistas de Acción Popular, con quienes comparte bancada, en varias luchas parlamentarias como contra la ley pulpín y la oposición al TransPacific Partnership (TPP).

EMPANTANAMIENTO
Además, ambas candidaturas se están moviendo en un cuadro político general de mucho cuidado. Las elecciones se han empantanado tanto, que en el caso de que el JNE excluya a Fujimori, no sería raro que la derecha promueva la suspensión del proceso electoral, sobre todo si vemos que los otros dos candidatos de ese campo político son muy malos.

El viejo PPK ya estaba de bajada cuando le cayeron los votos de Guzmán, y García simplemente no levanta, por más que crea que una eventual salida de la Fujimori sea la chance que busca desde hace rato. De hecho el ego colosal tiene bastante responsabilidad en todo ese lío. En su afán por evitar una derrota política de envergadura manipuló en el JNE la salida de Guzmán y Acuña, entrampando toda esta elección. Y como no ha ganado nada con eso, seguirá empujando la situación al extremo.

La coyuntura da para cualquier cosa, pero con todo, nuevamente se demuestra que la prensa concentrada no puede poner al presidente del Perú, a pesar de que con mucha anticipación El Comercio y compañía cocinaron para la opinión pública un menú de segunda vuelta integrado solo por Keiko, Alan y PPK. Ese escenario se ha venido abajo.

Hoy los sectores del cambio se están movilizando masivamente pidiendo un jurado electoral libre de influencias que también aplique la ley a la heredera de Alberto Fujimori. En la representación política eso mismo se está traduciendo en el crecimiento del voto del Frente Amplio y Acción Popular. Han empezado a sonar los tambores de guerra otra vez en una elección peruana. Lo que se juega no es poco.

Publicado en el Diario Uno, Jueves 17 de Marzo 2016

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