Laura Arroyo Garate
Pedro Sánchez tiene dos enemigos: por un lado, el tiempo, que mientras más largo se hace más oportunidades le da de retroceder sobre sus promesas, de defraudar a sus propios electores y a todo ese contingente ciudadano que vibró con su llegada frente a la salida del corrupto Rajoy. Y, un segundo que tal vez es más letal: Pedro Sánchez se tiene como enemigo a sí mismo.