El path dependence neoliberal y la unidad de las izquierdas

Por: 

Gonzalo Aguilar Riva (*)

En un artículo publicado en El Comercio el 7 de mayo de 2013, Carlos Meléndez sostiene que “al menos en el plano económico, la derecha ha ganado la batalla de las ideas en el Perú”, en alusión al abandono de la propuesta del gobierno de adquirir los activos de la española REPSOL. Además, en líneas anteriores afirma que “lo que quedó demostrado es que el gobierno nacionalista fue arrinconado por una combinación de oposición legislativa, poder mediático y presión empresarial”.

Concuerdo con Meléndez en que la decisión del gobierno fue resultado de una alianza legislativa, mediática y empresarial. Es cierto, también, que la derecha ha logrado construir en la ciudadanía una hegemonía ideológica económica en torno a un sentido común antiestatista, gracias al crecimiento experimentado por el país durante las dos últimas décadas, pero también como resultado del control del Estado por parte de los grupos de poder y de la tarea que realizan los medios de comunicación en la difusión y la promoción de la ideología imperante. Así, cuando Meléndez afirma que el gobierno de Humala está enfrentando al path dependence neoliberal a la hora de tomar decisiones, se refiere también a esos “poderes de veto pro sistema” que están dentro y fuera del Estado.

En economía –al igual que en muchas otras ciencias- un path dependence es un proceso que conduce a un equilibrio que no es independiente de la trayectoria seguida por el proceso en sus estadios anteriores.  Dicho de otra forma, es el resultado al que se llega como producto de una secuencia de decisiones tomadas en el pasado, más que en función de las fuerzas actuales que debieran influir en él.

Esto, sin embargo, no constituye, de ninguna forma, un determinismo histórico, político o económico. ¿Existe alguna alternativa para ponerle freno al proceso neoliberal que se promueve desde el Estado capturado por la tecnocracia pepekausista¸ desde los medios de comunicación y desde los gremios empresariales? Si, existe. Para que esto ocurra es necesario crear un punto de quiebre de la trayectoria actual y no sólo tomar medidas que permitan oscilar alrededor de ella.

Puede verse, por ejemplo, que el proceso neoliberal en el Perú tuvo su origen tanto en lo económico (a causa de la hiperinflación generada durante el primer gobierno de García) como en lo político (a partir de la división y destrucción de las organizaciones de izquierda). Estos dos hechos, conjugados, abrieron la posibilidad para la implementación del modelo privatista, primario-exportador y anti-laboral en la década de 1990 y que continúa hasta hoy. A partir de quebrar los elementos que daban sostén a un modelo con mayor participación estatal, el neoliberalismo empezó a extenderse hasta convertirse en paradigmático.

Romper la trayectoria es atacar las fuentes primarias que dan origen al proceso. Así, la tarea de quienes creemos que es imprescindible promover la participación del Estado en actividades estratégicas y la regulación de los mercados fundamentales para alcanzar el bienestar general pasa por reconstruir al menos uno de los pilares que, al quebrarse, permitió la implantación progresiva de la ideología neoliberal: la unidad de las izquierdas.

Reconstruir la unidad es una tarea ardua pero absolutamente necesaria, pues esta permitirá discutir la posibilidad de un programa único en el que se planteen claramente cuáles son los problemas del modelo actual -tanto en lo económico como en lo político- y cuáles son las alternativas para resolverlos. Este debe ser el primer paso para iniciar, posteriormente, una táctica comunicativa que reenganche a la ciudadanía con las ideas y los valores de la izquierda, iniciando así la disputa por la hegemonía ideológica. Esta táctica puede y debe incluir la renovación no sólo del mensaje (más en sus formas que en su fondo), sino también de sus actores (ya Marisa Glave y Eduardo Zegarra, desde dos izquierdas distintas, han dado un paso importante). Crear bases de apoyo popular para resistir a la derecha cuando sea hora de las grandes reformas no es una tarea menor, pero es ineludible.

Quisiera insistir en una frase: la unidad de las izquierdas. El sueño de la coalición paniaguista de Levitsky no es más que eso, un sueño. Ya la derecha ha demostrado que cuando se trata de economía, nada puede separarlos. Secada, Vargas Llosa y Martha Chávez defienden lo mismo. Todos contra la compra de REPSOL, todos contra Maduro, todos contra el Embajador de Ecuador. ¿O es que acaso alguien cree que se trata de democracia o violencia contra la mujer? No, pues. Se trata de defender el modelo.

(*) Mg(c) en Políticas Públicas- Universidad de Chile

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