El hambre, el gran problema

Por: 

Víctor Caballero M.

Es indudable que el gran impacto de la pandemia generada por el COVID 19 será el incremento considerable de poblaciones en situación de pobres y pobres extremos, debido, sobre todo, a la paralización de toda actividad económica por más de dos meses, con proyecciones de prolongarse un tiempo más. Lo que ya se evidencia es que serán las pequeñas y microempresas, así como los grupos de la economía informal que ocupan a una gran población, los que se verán afectados.

Como sabemos, las poblaciones que están dentro de este sector carecen de ahorros, viven del ingreso diario que en la mayoría de los casos es menor al salario mínimo vital. Todos ellos, sin duda, tendrán la difícil tarea de procurarse de un ingreso que les permita subsistir. Muchos de ellos, probablemente que antes estaban en el límite de la pobreza pasarán a situaciones de pobreza y un sector de ellas, al grupo de pobreza extrema (los que tienen ingresos menores al salario mínimo).

El gran y significativo esfuerzo que está haciendo el gobierno de transferir dinero en efectivo a los pobladores en situación de pobreza, sin duda, aliviará la situación excepcional de grandes poblaciones de pobres, pero el problema ya no es solo los pocos ingresos que pueden recibir sino el tremendo drama de alimentación a los hogares que apenas pueden costear la compra de alimentos, pagar servicios de agua o medicinas, si fuera el caso.

¿Cuántas son las familias o los hogares expuestos a una situación de hambre? ¿Dónde están ubicados esos hogares y cómo llegar a ellos?  Indudablemente la data sobre pobreza que registra el INEI están ahora desfasada ante la tremenda hecatombe ocasionada por el corona virus. No obstante, debemos tomar en consideración la información estadística del 2017 publicada por el INEI.

Solo tomando el caso de Lima Metropolitana y el Callao, se registró que 13.3% de la población de ambas provincias vivía en situación de pobreza. Esta cifra, según el INEI era superior a la registrada un año antes. Lo que nos puede llevar a la conclusión que las cifras del 2020 serán mayores. En números absolutos se decía que ese año habían un millón 394 mil pobres en toda Lima Metropolitana y el Callao. Los pobres extremos en Lima, en ese año, eran, aproximadamente 10 mil. Indudablemente, el panorama post corona virus será mucho peor.

Sin duda, el grave problema para esta gran población de pobres y pobres extremos no es solo la generación de ingresos, sino, en estas circunstancias, dar de comer a su familia. 

LA ESTRATEGIA DE SOBREVIVENCIA Y LA IMPORTANCIA DE LAS ORGANIZACIONES DE SOLIDARIDAD

Una de las estrategias exitosas en el combate a la pobreza ha sido la construcción de redes de solidaridad para la sobrevivencia a través de la organización de clubes de madres y comedores populares. Estas surgieron como respuesta al grave problema que generó la crisis económica y los desastres naturales de inicios de los ochenta. Su tarea era proporcionar alimentos a los hogares a través de los comedores populares gestionadas por las propias madres y financiadas tanto por el Estado como por las instituciones CARITAS y CARE.

Los comedores no tenían como objetivo superar la pobreza o promover los emprendimientos populares, sino, tan solo paliar el hambre de centenares de familias que en un momento dado no tenían que comer.

Primero fueron promovidos por las organizaciones religiosas a través de CARITAS y CARE.

Luego el Estado los asumió como instrumento de apoyo a la alimentación popular; posteriormente fueron transferidos a los municipios con su respectivo presupuesto. A la fecha no se sabe qué rol están cumpliendo, ni cuántos son ni dónde están. He tratado de buscar la data respecto de los recursos destinados a los comedores populares y veo que hay municipios que tienen partidas para los comedores populares, pero no existe un registro, o por lo menos información, respecto de su funcionamiento y efectividad. Pero, también se sabía que muchos de los comedores ya no se encontraban en las zonas de mayor concentración de la pobreza extrema. Antes, en Lima había 5,600 comedores populares. Probablemente ahora ya no lleguen a 1000 y muchos ya sean restaurantes populares con poca efectividad para atender a la población más vulnerable.

No obstante, los comedores populares u otras formas de organización para satisfacer la alimentación diaria de la población, pueden cumplir hoy un rol fundamental de alimentar a la población y hogares más vulnerables. Lo que se requiere es, sobre la base de esta experiencia, idear otra estrategia para llegar precisamente a las zonas donde el SIFHO y el INEI han determinado como zonas de pobreza extrema.

Se requiere, por tanto otras estrategias orientadas a paliar el hambre, sin otro objetivo inmediato que dar de comer a centenares de hogares que no encuentran otras posibilidades de alimentar a los niños y niñas, y a los ancianos y personas con discapacidad que no sea a través del apoyo del Estado.

Para tal efecto recomiendo:

  1. Que la Municipalidad de Lima Metropolitana, constituya un equipo especial cuyo objetivo sea el diseño de un programa operativo de alimentación popular a las zonas, barrios, cuadras o manzanas donde se identifiquen a hogares en situación de pobreza extrema.
  2. Los recursos que financien la alimentación popular pueden ser canalizados de los fondos de emergencia que cuenta tanto la MLM como los municipios distritales donde se encuentran las zonas de pobreza extrema. Adjunto el cuadro de los municipios que tienen presupuestos el 2020 destinados a comedores populares. Este es un fondo que puede reorientarse a los nuevos comedores ubicados en las zonas de pobreza extrema.
  3. Es importante la constitución de alianzas estratégicas con la Iglesia Católicas – Iglesias Evangélicas – Empresas y sus instituciones de ayuda alimentaria, para la canalización de alimentos; incorporar a esta alianza a las empresas privadas del rubro de alimentos para diseñar el menú que puede servir para la dieta requerida. Tanto CARITAS como CARE, tienen logística y una valiosa experiencia en canalizar y distribuir alimentos a poblaciones vulnerables.
  4. Es fundamental que el MIDIS a través de sus instrumentos de ayuda social: SISFHO –
  5. PENSION 65 – DESAYUNOS ESCOLARES y otros, determinen la ubicación de las familias en situación de pobreza extrema, y elabore una lista tentativa de las personas que pueden ser las beneficiarias de la alimentación popular. La base estadística ya existe, se trate de organizar por grupos de referencia y determinar los puntos en el que se pueden instalar estos centros de ayuda alimentaria.
  6. Otro instrumento que puede ayudar a la identificación de los hogares en situación de pobreza son los recibos de agua que pagan todos los usuarios. Como se sabe todas las empresas de servicios de agua como SEDAPAL tienen una categoría de usuarios calificados usuarios beneficiarios de una tarifa subsidiada (vía los subsidios cruzados), que son, sobre todo, hogares considerados como pobres extremos. No obstante, este sistema solo registra a los que tienen agua y desagüe, no así a los que no los tienen.

LOS MECANISMOS PARA LA ALIMENTACIÓN POPULAR

  1. Los comedores populares o clubes de madres: Como ya se ha dicho, los comedores populares fueron de una gran ayuda para el apoyo a la población en zonas de pobreza. 
  2. Estos funcionaban sobre la base comités que elegían su equipo de cocina encargado de la labor de cocinar un promedio de 100 o 200 raciones. Estos se entregaban a sus asociados que pagaban un sol diario – en el 2002-, pero que tenían la obligación de dar un 10 % de sus raciones a los hogares en pobreza extrema. Los comedores eran abastecidos con el presupuesto del PRONAA y luego de los municipios. Se les entregaba alimentos por un mes, con los cuales debían elaborar un menú previamente diseñado. Es probable que esta situación haya cambiado, pero el ejemplo es posible de ser replicado.
  3. Empresas de servicios de alimentos encargados de proporcionar alimentos a una familia.
  4. Esta modalidad se está empleando con éxito en la atención de la alimentación escolar. La importancia de este modelo es que se puede contratar empresas del ámbito local a quienes se les responsabiliza de otorgar una ración preparada a hogares previamente identificados. Se puede promover emprendimientos en los barrios para que realicen esta actividad, así las propias madres pueden tener ingresos monetarios y también alimentar a su propio hogar. A la fecha, el MIDIS tiene un registro de proveedores que abastecen tanto los desayunos como los almuerzos escolares. Es cuestión de coordinar para ver las posibilidades que puedan asumir esta nueva tarea.
  5. Implementación de locales o carpas con equipos de cocina. Este puede ser una forma de complementar el trabajo tanto de los comedores como de las empresas (puntos 1 y 2). Los recursos que se requiere financiar son: cocinas industriales, ollas, cucharones, platos y vasos, mesas y cajones para guardar los alimentos. Los locales pueden ser las casas vecinales de los distritos y locales que no tengan ninguna referencia política para evitar las suspicacias que generan las ayudas sociales.
  6. Financiamiento de las compras de alimentos, equipos de cocina y combustible. Una posibilidad real es que de los presupuestos de emergencia de los municipios, sobre todo de aquellos al que se les ha transferido presupuesto para la emergencia puedan servir para construir este sistema de ayuda alimentaria en sus respectivos distritos.

ATENCIÓN A LOS RIESGOS POLÍTICOS

  1. Indudablemente que el principal riesgo en este tipo de programas ayudas es su uso político. Debemos reconocer que muchos líderes, candidatos, parlamentario y autoridades pueden usar estos programas para promocionarse como los que están dando de comer a la población necesitada. Por tal motivo, la única salida a este riesgo es que la entidad encargada de organizar este programa esté conformada por el alcalde de la MLM – MIDIS – CARITAS – CARE.
  2. El riesgo mayor, no obstante, se encuentra en la desesperación por la comida. Si no hay una debida organización, si antes no se ha identificado los beneficiarios por grupos y si no existen mecanismos de control de la distribución, se puede generar una situación de caos y desenfreno imparable. Si no se controla el tumulto que se genera ante el anuncio del reparto de alimentos, si no hay una plena organización que controle el detalle de todo el proceso de cocina y distribución, el desborde de una población hambrienta puede hacer mucho daño a la imagen de las instituciones que promueven la ayuda alimentaria y al propio programa. Por tal razón, antes de lanzar esta iniciativa se debe elaborar un ensayo en el que se pruebe todo: logística, registro de beneficiarios, equipo de cocina, circuito de distribución de los alimentos a los hogares, horario, vigilancia y control de los centros de alimentación, entre otros.
  3. Se debe constituir un equipo de control para verificar tanto el uso de los recursos en alimentos como la llegada a la población realmente necesitada. A la fecha, el uso del presupuesto para este programa de comedores populares no requiere indicadores de impacto. Recuerdo que uno de los problemas mayores que encontré en el PRONAA eran comedores ubicados en San isidro, San Borja, Surco; o comedores en Comas pero dos comedores en una casa (se habían peleado los socios y cada quien logró constituir su propio comedor). Por tal motivo, se podría destinar recursos no usados en este programa para reorientarlos a los sectores críticos
  4. Informar a la población que este tipo de apoyo se usará solo hasta superar la situación de hambruna generado por el corona virus.

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