Desprestigiar, desprestigiar… la huelga médica

Como siempre en los últimos años cuando se realiza un paro de los trabajadores de la salud, la mayor parte de los medios de comunicación buscan desprestigiar la paralización.

Como siempre en los últimos años cuando se realiza un paro de los trabajadores de la salud, la mayor parte de los medios de comunicación buscan desprestigiar la paralización. Todo se debería, nos dicen, al egoísmo médico de querer trabajar más y ganar menos, ignorando estos medios leyes y acuerdos anteriores. Pero sobre todo está la discusión de fondo que existe sobre la salud en el país. ¿De qué se trata realmente?

De acuerdo al Ministerio de Salud un 36% de los peruanos no tiene acceso a ninguna forma de atención de salud. El Seguro Integral de Salud (SIS) del Ministerio de Salud llega alrededor del 33%. Essalud, solo atiende a otro 24% de nuestros compatriotas  y los que pueden y compran un seguro privado rondan el 6% de peruanos. No está demás anotar, como señala la Defensoría del Pueblo, las deplorables condiciones de los hospitales y servicios públicos en general, resaltando nuestra dedicación de recursos del tesoro, 2% del PBI, entre las más bajas de América Latina.

Frente a esta situación hay dos alternativas en juego. La actual ministra Midori de Habich y uno de sus principales asesores y también exministro, el Dr. Oscar Ugarte, han sido funcionarios de USAID, la agencia de cooperación del gobierno de los Estados Unidos. En esa condición se han imbuido de una concepción privatista de los servicios de salud que hoy buscan implementar a rajatabla en el Perú. Este asunto no es nuevo, parte de las políticas privatistas de salud empezadas a implementar durante la dictadura de Fujimori y Montesinos y continuadas, desafortunadamente, en democracia.

Para esta concepción privatista la salud debería servirse de la siguiente forma. El denominado SIS para que los pobres atiendan sus necesidades primarias, las atenciones complejas y enfermedades graves no están consideradas. Essalud, para la atención de los trabajadores que aportan a este sistema y sus familias y los seguros privados para las clases acomodadas. Como vemos, se trata de un conjunto de seguros desarticulados donde el concepto eje es que la salud es una mercancía a ser adquirida por un cliente de acuerdo a su capacidad económica. Como nos dice el Dr. Julio Castro Gómez, exdecano del Colegio Médico del Perú, en pocos lugares del mundo la USAID estaría logrando una implementación tan rigurosa del modelo privatista.

Parte de este modelo privatista es la sobrexplotación del trabajo de los profesionales y trabajadores de salud. Es ya casi una costumbre que los gobiernos firmen una cosa y al poco tiempo la desconozcan. Que paguen un aumento a unos y se lo nieguen a los otros. Desafortunadamente esta ha sido también la dinámica de este gobierno, cada vez más colonizado por el Ministerio de Economía y Finanzas. Nuevamente en esta paralización no hay reclamos nuevos sino el reconocimiento de los acuerdos anteriores. Contra esta política de firmar y desconocer es que protestan y se movilizan hoy los gremios de la salud.

En Otra Mirada hemos tenido una preocupación temprana por el tema de la salud (Otra Mirada No 4, 2009). Tomando la palabra a los diferentes gremios del sector salud y al Foro Salud hemos planteado la necesidad de un Sistema Nacional de Salud, que supere el actual sistema segregado, unifique el financiamiento correspondiente al sector público, transforme el sistema de atención priorizando la prevención y avance en la unificación de la institucionalidad del Ministerio de Salud, Essalud y los hospitales de las Fuerzas Armadas y Policiales. De esta manera se podrá empezar a ofrecer un servicio de salud público y gratuito que garantice el derecho a la salud en el Perú.

Mientras tanto bien haría la Ministra en no prestarle oídos solo a USAID y abrir un debate nacional sobre las alternativas en juego en el sector salud para que los peruanos logren asegurar un derecho fundamental.

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