Es posible evitar una catástrofe mayor

Por: 

Vicente Otta R.

Si el gobierno piensa primero en el Perú antes que en la Confiep

En la antesala del infierno: 600 mil contagiados, 60 mil muertos. El señor Vizcarra conduce al país al desastre total. En los meses de mayo- junio cuando la pandemia avanza de modo incontenible y las cifras falseadas y las encuestas ya no podían ocultar el descontento y angustia de la población, el presidente realiza un cambio de gabinete. Cambio que no resuelve nada. Las acciones anti Covid siguen siendo ineficaces y la pandemia y sus secuelas de dolor y muerte se agravan.

La causa: Una emergencia mal diseñada y peor ejecutada. Concebida para beneficiar a los grandes grupos económicos antes que a la población y el país. Se entregan 60,000 mil millones de soles a las AFPs, Bancos y gran empresa en general, mientras se destinan 6,000 millones de soles a los pobres. Esta enorme diferencia grafica y resume las prioridades políticas y sociales del gobierno y explica buena parte del desastre.

Emergencia mal diseñada y peor aplicada

Decretar el Estado de Emergencia sin elemental planificación es la decisión más absurda y temeraria que un gobierno puede adoptar ante un evento de suma gravedad. Es lo que Vizcarra hizo.

Carencia de logística mínima: hospitales, equipamiento, EPP (equipos de protección del personal médico) aplica pruebas rápidas como test principal a pesar de su precaria certeza. 150 días después de iniciada la pandemia reconoce que deben utilizarse las pruebas moleculares.

El factor decisivo del descalabro ha sido la carencia de data confiable sobre el universo de la pobreza: cuántos son, dónde están, etc. para poder lograr una atención eficaz. La cuarentena se derrumba cuando los pobres no atendidos (solo la tercera parte recibe bonos- según Farid Matuk, su experto en medición) salen a las calles a buscarse el pan de cada día. El 70% de población, informal.

A fines de abril, 200 mil “caminantes” se van de Lima huyendo del hambre y desperdigan Covid por donde pasan. En la actualidad el virus está enfermando y matando peruanos por todo el territorio nacional.

El manejo ineficaz, lleno de mentiras y encuestas autocomplacientes viene produciendo un daño enorme e irreparable: 60 mil muertos (cifra real) y más de 600 mil contagiados. La cifra de letalidad más alta del mundo, 10%.

Mientras se redacta esta nota, médicos y enfermeras realizan una huelga porque no les pagan salarios ni el bono Covid prometido por el gobierno. Más de 150 médicos han perdido la vida por el virus, trabajando sin equipos de protección y sin el apoyo del ejecutivo.

La “nueva estrategia” de Vizcarra: ¡Sálvese quien pueda!

Manuel Prado Ugarteche ha encontrado su emulo, el presidente oligárquico pasó a la historia por su original principio de gobierno: Los problemas que no se resuelven solos, no son problemas. Así está actuando Vizcarra ante una situación que ya lo desbordó completamente. Ha desaparecido de la escena política.

La iglesia peruana y diversas instituciones sociales preocupadas por esta marcha al abismo, han pedido, en la última semana, al gobierno de Vizcarra, que cambie de estrategia. Su respuesta: ofrecer 30 millones de vacunas y su pronta aplicación. Millonaria mentira. Floro para una platea que ya no le cree.

Ofertas del presidente Vizcarra, hoy: 30 millones de vacunas, Ayer: 1000 colegios, 80 hospitales.

La estrategia recurrente del actual mandatario ha sido la mentira y la fabricación de escenarios falsos y encuestas autocomplacientes. Esto le ha permitido 100 días de engaño y falsa tranquilidad de la población, que ya terminaron.

En diciembre del 2018, terminando de acomodarse el fajín presidencial, en una histórica entrevista (por las respuestas demagógicas y posterior falta de vergüenza) Vizcarra le dice a la periodista Mónica Delta que su programa de gobierno de un año era construir 80 hospitales y 1000 colegios, la periodista desconcertada pensando que ha oído mal le vuelve a preguntar. Vizcarra con mucho aplomo, se reafirma. En diciembre de 2019 no había construido ni colegios ni hospitales. La llegada de la pandemia nos coge totalmente desarmados.

Ante la creciente desesperación de la población, ha ofrecido la compra de 30 millones de vacunas, con lo cual todos estaremos protegidos. Pretende así calmar la angustia y el rechazo de la población que se está convenciendo de que estamos ante uno de los vendedores de cebo de culebra más cínicos y ladinos de la historia republicana.

No existe hasta el momento ninguna vacuna certificada. Todas están en fase experimental y de comprobación. La aplicación de la vacuna más inmediata que salga al mercado, no será antes del verano del 2021, siendo optimistas. Lo más probable es que se aplique cuando ya no esté en la presidencia. Confía engatusar a todo el Perú durante los próximos 10 meses, tarea muy difícil porque los muertos y contagiados no dejan descansar en paz a los responsables de su desgracia.

Se puede evitar el desastre total si el gobierno piensa primero en la población antes que en la Confiep.

Un radical cambio de timón significa asumir la función de gobierno con verdadera responsabilidad, esto es, pensar en la protección de los millones de peruanos y los destinos del país, y no actuar como gestor de la Confiep. Este es el cambio de estrategia que la iglesia, las organizaciones de profesionales, científicos y los millones de peruanos exigimos con gran urgencia. No continuar con una estrategia ineficaz y estéril que nos conduce al desastre total.

La estrategia que el Perú requiere de urgencia:

  • Bono universal hasta fin de año,
  • Control de clínicas privadas y plantas de oxígeno,
  • Cobro inmediato de las grandes deudas tributarias
  • Impuesto a la riqueza 
  • Movilización nacional hasta derrotar a la pandemia: organizaciones sociales, clubs de madres, comedores populares, comités de vaso de leche, rondas campesinas y urbanas, comunidades indígenas; Fuerzas armadas, etc.
  • Hagamos de esta grave crisis un reto nacional, un punto de inflexión en la construcción de la comunidad nacional, que distamos de ser.
  • Es el momento, de cara al bicentenario, de pensar en la refundación de la Republica. Una nueva Constitución
  • Un Estado Pluricultural y Descentralista

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