PPK, China y las refinerías de cobre

Por: 

Humberto Campodónico

Uno de los objetivos centrales de PPK en su viaje a China fue la promoción de inversiones para la construcción de refinerías, principalmente, de cobre. Como se sabe, la producción de cobre comienza por los concentrados, después viene el proceso de fundición y, finalmente, se refina el cobre para obtener una pureza bastante alta. 

Mientras más se avanza en estos procesos, el precio aumenta, lo que proporciona mayores ganancias a la empresa. A lo que se agrega que disminuye el costo de transporte por barco, ya que el cobre refinado ocupa mucho menos espacio que el cobre concentrado. 

La iniciativa de PPK, entonces, apunta a obtener un mayor “valor agregado” a los minerales. Lo que está en la dirección correcta. Pero para PPK ese planteamiento no se queda solo en el lado técnico. Cuando el periodista del diario español “El País” le pregunta: “¿Cree posible concertar una agenda con la izquierda?”, PPK responde: “El punto divisorio entre la izquierda y la derecha es la minería, que es la que más divisas nos trae y yo soy partidario de su industrialización” (1). 


Fuente: CRU

Fuente: CRU

Dejemos la cosa ahí por el momento y veamos el tema de las refinerías de cobre en el mundo. En primer lugar hay que decir que China es el consumidor # 1 de cobre del mundo, con el 42% del total. Detrás vienen EEUU con el 12%, Alemania con el 7% y Japón con el 5%. En segundo lugar, hay que decir que el consumo de cobre ha venido descendiendo en los últimos años como consecuencia del estancamiento del crecimiento de la producción mundial. 

Tercero, de acuerdo a la publicación especializada Commodities Research Unit (CRU), en los últimos años la política china ha estado dirigida a ser autosuficiente en la fundición y refinación de cobre necesaria para su consumo. Así, tenemos que su capacidad de refinación de cobre es ampliamente superior a la demanda del mercado chino (2)

Por tanto, si hay sobre capacidad de refinación en China, la decisión de invertir en nuevas refinerías al otro lado del Pacífico (el Perú), se vuelve complicada. Podría darse el caso que la producción de cobre de Las Bambas o de Toromocho ya esté destinada a la capacidad instalada de las refinerías en China, que emplean mano de obra local. Si ahora esas minas refinan su cobre acá, habrá consecuencias económicas y sociales en China, que los inversionistas tendrán que sopesar. 

Supongamos, sin embargo, que de todas maneras PPK logra atraer inversiones para que el cobre se refine en el Perú (3). En ese caso, hay un problema central que se tiene que resolver: los concesionarios mineros son los dueños del mineral (de la molécula, decimos, en el caso de los hidrocarburos). Ellos disponen como quieren del mineral que les “pertenece”. 

Así las cosas, las grandes empresas mineras de cobre como Antamina (BHP Billiton, Glencore, Teck y Mitsubishi), Cerro Verde (Freeport McMoran)  y Constancia (Hudbay), podrían decidir seguir vendiendo su producción bajo la forma de concentrados. Y lo mismo podría suceder con Las Bambas (del Consorcio chino MMG Limited) y Toromocho (Chinalco). 

No es fácil de realizar, entonces, el planteamiento de PPK. Quizá por eso acaba de decir en China: “las obras de infraestructura necesitan tiempo de estudio y en el sector minero hay una magnífica voluntad de industrializar los minerales en el Perú, pero todavía va tomar un poquito de tiempo" (4).

El tema de fondo, para nosotros, es que, como no tenemos ninguna capacidad de decisión sobre el destino de la “molécula” minera, poco o nada podemos hacer para generar mayor valor agregado. Lo mismo sucede con el gas natural, que queremos que vaya al consumo del Sur del Perú y a la petroquímica, para la diversificación productiva. Igual sucede con los fosfatos de Bayóvar, que hoy se exportan como roca fosfórica y regresan como fertilizantes, los que se podrían producir acá, con buenos precios para los agricultores. 

Para terminar, el tema de división entre la izquierda y la derecha, no es “la minería”, así, en crudo, lo que podría resolverse con la industrialización, que nos traerían las refinerías. Primero, porque ese valor agregado de la refinación, si bien es un avance, no nos saca de la condición de exportadores de materias primas. Segundo, porque la agenda de fondo para el Siglo XXI es avanzar en una verdadera diversificación productiva, la que no ocupa un lugar central en su programa de gobierno. 

Tercero, y lo más importante, porque la actividad minera tiene que ser sustentable, tiene que cumplir con todas las normas ambientales y con la licencia social de la población, lo que, hoy, muchas veces no ocurre. Cuarto, lo clave para el país es la capacidad de tomar las decisiones soberanas sobre el destino de sus recursos naturales, tanto en minería como en hidrocarburos, lo que hoy no existe. Estos dos últimos puntos, y no "la minería” en abstracto, son el punto divisorio entre la izquierda y la derecha.

(1) Ver http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/31/america/1469992...
(2) Copper industry struggles with overcapacity, ICSG, Octubre 2015.
(3) Nota: En el Perú solo Southern refina el cobre en Ilo, lo que representa 280,000 toneladas anuales, el 15% de la producción peruana de cobre. En Chile, la estatal Codelco, el mayor vendedor mundial de cobre refinado, vendió el 72% de su producción como cátodo refinado en 2013, el 21% como concentrado y el 7% como “blister”.
(4) Ver http://larepublica.pe/politica/803493-ppk-inversores-chinos-estan-intere...

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